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LECTURA: LUCAS 14:1-6
“…¿Es lícito sanar en el día de reposo?” v. 3
La respuesta a la pregunta de Jesús en el versículo 3 para nosotros hoy resultaría obvia. Claro que sí le responderíamos. Pero no lo era para los escribas y fariseos que consideraban que sanar a un enfermo era un trabajo. Los mismos maestros de la Ley aceptaban como excepción las situaciones en que peligraba la propia vida, o la de otros si no se le prestaba ayuda. Por eso se quedaron callados ante las confrontantes preguntas de Jesús.
Al sanar al enfermo en día de reposo Jesús deja en claro que Él es Señor de la vida y del tiempo. Nadie tiene que decirle a Jesús cuándo o a quién puede salvar o sanar. Asimismo la vida de una persona es más importante que los prejuicios religiosos y sociales. Jesús subordina la tradición a la misericordia y amor al prójimo.
Todos nosotros, como el enfermo de la historia, hemos recibido vida y sanidad de parte del Señor a pesar de la tradición, la religión y los prejuicios con los cuales nacimos y crecimos. De la misma manera, cuando de compartir el Evangelio y ser instrumentos para la salvación, la sanidad y liberación de otros se trata, necesitamos poner a Jesús, el Señor, y la vida de las personas por encima de los prejuicios raciales y sociales, los dogmas y tradiciones que no tienen un fundamento en La Palabra de Dios.
Recordemos lo que Jesús dijo: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos”. Por eso sea hoy las manos, los pies de Jesús para traer vida eterna, sanidad y restauración a quien Dios ha puesto en su camino.
Dionisio Orjuela, Colombia
La vida está por encima de la tradición
