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LECTURA FILIPENSES 4:10-13
“He aprendido a contentarme cualquiera sea mi situación.” v.11
Cuando era niño anhelaba tener una patineta pues pensaba que sería feliz teniéndola. Cuando por fin la tuve, pasaron sólo unas pocas semanas y vi un comercial de televisión promocionando una bicicleta y quise tenerla. El mundo me mostró que yo necesitaba algo y lo creí, es decir, no estaba contento con lo que tenía.
Lo mismo nos pasa a muchos cristianos. Nos sentimos insatisfechos porque creemos que necesitamos ciertas cosas que no sabíamos que las necesitábamos hasta que el mundo las puso delante de nosotros. Creemos que, con un celular nuevo, un mejor televisor, un auto del año, el último videojuego, seremos más felices. No nos contentamos con lo poco o mucho que Dios nos ha dado y estamos buscando siempre tener más y más.
Pablo nos recuerda que debemos estar contentos cualquiera sea nuestra situación. Su gozo no dependía de las circunstancias, sino de su plena confianza en quien manejaba su vida de la mejor manera: Dios. Le escribe a la iglesia de Filipos que había aprendido a contentarse cualquiera sea su situación, es decir, estaba contento en la abundancia y en la escasez.
El proceder de Pablo en cualquier situación de su vida no lo adquirió al momento de ser cristiano. Él mismo nos orienta cómo pudo tener este comportamiento. En el versículo 11 claramente dice que lo ha aprendido y en el versículo 12 dice que ha sido enseñado. Como hijos de Dios ese debe ser nuestro comportamiento y, al igual que Pablo, debemos estar contentos cualquiera sea nuestra situación y debemos aprender a contentarnos porque eso nos enseña la Palabra de Dios.
Eduardo Alfaro, Perú
Aprendamos a estar contentos en abundancia y en escasez
