¡Vive con entusiasmo!
30 enero 2020Salió de la boca de Dios
4 febrero 2020Lectura: Lucas 10:25-37
«…Y a tu prójimo como a ti mismo» v. 27
Esta pregunta, siguió a otra no menos importante que surgió de la inquietud de un doctor de la Ley judía cuando le preguntó a Jesús: “¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” Es probable que esta sea la pregunta más importante y crucial que tenga que hacerse todo ser humano. Es decir, es la pregunta más importante que tú y yo debemos hacernos.
Mientras dialogaba con él, Jesús mismo lo condujo a ella con otra pregunta: “¿Qué está escrito en la ley?” Esta fue su respuesta: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús, entonces le dijo: “Bien has respondido; haz esto, y vivirás”. Esta indicación tan breve y sobrecogedora, trajo otra pregunta que desafiaba la aplicación práctica de este mandamiento: ¿Quién es mi prójimo?
Jesús le relata sobre un hombre que fue despojado por ladrones, dejándole medio muerto. De tres hombres que pasaron y vieron, solo uno de ellos le atendió: “Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia”. “¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?” Él dijo: “El que usó de misericordia con él”. Entonces Jesús le dijo: “Ve, y haz tú lo mismo”. Eso indica que el amor de Jesús debemos demostrarlo a todos los seres humanos más allá de su condición social, su religión, su raza y cualquier otra marca que pretenda hacer diferencia entre nosotros los humanos.
Tomás Gómez Bueno, República Dominicana