Vivir con seguridad
7 junio 2018Amar al enemigo
11 junio 2018Lectura: Hebreos 2:5 – 13
“Todas las cosas existen para Dios y por la acción de Dios, que quiere que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso, Dios, por medio del sufrimiento, tenía que hacer perfecto a Jesucristo, el Salvador de ellos.” v.10
Nuestra identificación con Dios se da a través de Jesucristo. Es por él que participamos de la gloria de nuestro creador, es decir, aquél para quien todas las cosas existen desde la eternidad como alabanza a su majestad, quien es el fundamento para que todas las cosas existan, el primer, el comienzo y el fin de todo.
Para que nosotros podamos participar de esa gloria, como criaturas que importan al creador, llamados a ser hijos, necesitamos ser salvados de nuestra separación de Dios, atendiendo a la voz que el Señor manifiesta con muchas señales y prodigios y milagros según la acción del Espíritu Santo por medio de Jesús, que tiene todo bajo su autoridad y por su poder reúne a todos a quien llama.
El llamado de nuestro rey y Señor Jesucristo es perfecto. En él podemos confiar, porque nuestra salvación resulta de su sufrimiento, muerte y resurrección. No se avergüenza en llamarnos hermanos porque participa de nuestra realidad sufriendo lo mismo que nosotros sufrimos, mas como el perfeccionado salvador, nos socorre a todos los que somos tentados.
La muerte causa miedo y el miedo hace esclavos a los seres humanos. El diablo, enemigo de Dios, tenía el imperio de la muerte, mas Jesús le destruyó por medio de su muerte y libró a todos nosotros. ¡Mi salvador es perfecto!
Dirceu Amorim de Mendonça, España