El rey que se convirtió
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Cánticos herejes
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Lectura: Isaías 43:1 – 7
“…te puse nombre; mío eres tú” v.1
A pesar de estar rodeado de personas que te aman y se preocupan por ti, tal vez has tenido un sentimiento de soledad. Puedo estar solo y vivir una vida feliz; y puedo sentirme solo incluso en medio de una multitud de personas. La soledad es un estado de la mente donde me siento apartado de los demás. Sin embargo, como se trata de un estado de la mente, puedo resistirme a tales pensamientos y negarles el acceso a mi corazón y vida. Entonces, hagamos lo que dice 2 Corintios 10:5, «llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo». Jesús te encontrará en tu soledad con una palabra de comprensión y un corazón lleno de compasión. Con Cristo puedes estar solo sin sentir la tristeza de la soledad.
Tu soledad es como un desierto emocional, en donde el paisaje es desolado y todo lo que sientes es el candente sol y una terrible sed de compañía. Es una bonita oportunidad de mantenernos cerca del Señor mediante la oración y la lectura de la Biblia. Dios nos invita a que le contemos lo que nos pasa, lo que nos hace sentir temor, lo que nos hace perder la fe. Es hora de ir al Huerto.
Que estar en la Presencia del Señor se convierta en nuestra verdadera y única rutina. Es un buen tiempo para comenzar. Recuerda que Dios nos dice: “Yo estaré contigo”.
¿Qué tal si llamas a una persona que creas que se está sintiendo sola y necesita oír la voz de Dios en medio de su soledad? De seguro Dios te usará para que le des una Palabra de aliento.
Carlos Cárdenas, Colombia
No estamos solos