Los Pequeños Tiranos

Se meten en la discusión de los padres, les indican qué cosas comprar en el supermercado, toman decisiones de adónde debe ir la familia el fin de semana como esparcimiento, entran al cuarto de los padres sin pedir permiso hasta en las situaciones más incómodas quitándoles toda privacidad, les exigen lo que quieren comer en ese momento y no “la porquería” que la madre preparó para la cena, si el juguete que les dieron de regalo no les agrada no tienen ninguna delicadeza en gritar su disgusto y tirar el regalo como traste que no sirve para nada… en fin, son el modelo de una nueva generación de niños que domina a sus padres como si fueran unos muñecos de trapo.

En entrevista con el diario El País de Montevideo, Fanny Berger, Master en psicología y en Clínica de Niños y Adolescentes (ambos títulos obtenidos en Israel); y autora de “El paraíso posible” y “Papis, miren qué me pasa” publicados por Fin de Siglo, señala que lo que más se observa en la consulta, y que ya es Vox Populi en toda conversación de padres angustiados, es “la falta de autoridad que tiene como consecuencia la falta de respeto hacia el rol”.

Ya ha dejado de ser una observación de especialistas, y hasta el menos avispado se da cuenta que los padres del tercer milenio carecen de autoridad. ¿Por qué? Dice la investigadora en la entrevista referida que “muchos de ellos vienen de padres autoritarios y con esto de que no quieren repetir el modelo, me voy al otro extremo y soy un padre complaciente, no pongo límites, le pregunto que opina de mi novio… o sea; desplazo mi autoridad.”

Tan grande es el sentimiento de culpa de los actuales padres que en la presente legislatura se prohibieron ley mediante, las nalgadas y el uso de la vara correctora, con el loable fin de evitar los abusos físicos que por otro lado han crecido de manera exorbitante. Sin embargo, esta norma acentúa aún más el debilitamiento de la figura paterna como eje de la autoridad en el hogar, centrando en el hijo el desarrollo familiar.

La periodista del matutino continuó así la conversación con la profesional:

-¿Y qué perfil de niño genera esto?
-Niños con baja tolerancia a la frustración, agresivos, hiperactivos y desorientados. Porque los padres somos guías, sostenedores. Ese es el problema básico, lo que más se ve en consulta. Ahora, esto puede tomar varias formas. Acá pueden venir por problemas de conducta o porque es un niño agresivo. Pero tú ahondas y no tiene autoridad, no cuenta con un marco de referencia, ve a los padres cinco minutos de noche, éstos tratan de educarlos por control remoto.
-Un niño así ¿cómo se proyecta a la adultez?
-Y bueno, cuando escucho las noticias entiendo: estoy disconforme porque voy al doctor y me dice algo que no quiero escuchar y le pego. A veces la autoridad me dice cosas que no me gustan, pero me las tengo que bancar. Entonces ese niño que crece sin autoridad mañana va al doctor o a la oficina, le dan una respuesta que no le gusta y bueno, es agresivo por ejemplo. Desde el niño uno entiende a los adultos y lo que pasa hoy en día.

Jesús y la Autoridad Paterna

Así como Jesús es el modelo del hombre nuevo, también lo fue en su infancia. En el evangelio de Lucas se nos relata el tipo de relación que mantuvo con sus padres. Dice Lucas 2:51 que Jesús “les estaba sujeto”.

Dice John McArthur en su comentario sobre esta frase: “Su relación con su Padre celestial no abolía el deber que tenía para con sus padres terrenales. Su obediencia al quinto mandamiento fue una parte esencial de su obediencia perfecta a la ley que mantuvo para nuestro beneficio. El tenía que cumplir toda justicia.”

Esto nos enseña que los padres no deben tener miedo a la autoridad, sino ejercerla en amor. Al mismo tiempo, es el deber de los padres no ejercer un autoritarismo que devenga en rebeldía. Un complejo equilibrio que solo la presencia de Dios en el hogar puede restablecer en medio de una sociedad que ha perdido el rumbo.

Recordemos la máxima que recoge el apóstol Pablo y nos da la pauta para reconstruir la relación de roles padre-hijo desde la visión de quien creó la familia y desea su sanidad:

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre» –que es el primer mandamiento con promesa–, para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” (Efesios 6:1-4)

Subrayo al final el propósito del mandamiento: “para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra”. Lamentablemente, las elecciones de hoy están condenando a una generación a vivir mal y acortando sus días. La elección, sin dudas, está primordialmente del lado de los padres que son los que deben ejercer la autoridad sanamente. ¿Qué decidiremos?

Lic. Esteban D. Larrosa
Director RTM UY