Leyendas de Pascua – 1ª Parte

“Tierra Firme”
23 marzo 2010
Amigos Reales o Amigos Virtuales ¿Qué prefiere Ud.?
30 marzo 2010
“Tierra Firme”
23 marzo 2010
Amigos Reales o Amigos Virtuales ¿Qué prefiere Ud.?
30 marzo 2010

Características y tradiciones de la principal conmemoración cristiana del año.
Por Dr. Alvaro Pandiani

Cuando inquirimos acerca de cómo se fija la fecha en que, cada año, celebramos esa semana tan especial, que para los cristianos uruguayos sigue siendo la Semana Santa, nos encontramos con un dato sumamente curioso; un dato en el que los cristianos evangélicos habitualmente no reparamos. Las Iglesias de Occidente, es decir, la Iglesia Católica Romana, y las Iglesias Protestantes, conmemoran ese tiempo especial en una fecha que varía año a año. La manera en que se llegó a un consenso para este cálculo tiene su breve historia.

Desde principios del siglo IV d.C. se planteó la cuestión de la fecha en que la Iglesia habría de celebrar la conmemoración de la muerte y resurrección de Cristo. En el Concilio de Arlés, en el año 314, se establece que la Pascua debe ser celebrada por toda la cristiandad en una misma fecha; fecha que sería fijada por el obispo de Roma (el papa). Un poco más de una década después, en el célebre Concilio de Nicea del año 325 (aquel en el que discutió acerca de la divinidad de Cristo, negada por Arrio), se dispuso que la Pascua de Resurrección debía conmemorarse siempre en día domingo, no coincidente con la Pascua judía (que se celebraba en forma independiente al día de la semana; la Pascua cristiana debía conmemorarse en día distinto “para evitar confusiones”), y que no debía celebrarse dos veces el mismo año (algo que hoy en día nos parece evidente, pero en aquellos primitivos tiempos parece que no lo era).

Se prohibió la celebración de la Pascua antes del equinoccio de primavera (del hemisferio norte); es decir, antes de que el sol, en su movimiento aparente por el cielo, entrara en el signo de Aries en la bóveda celeste. Aunque esto pueda sonar a astrología, eran los métodos de cálculo astronómico (no astrológico) con que se manejaban en aquellos tiempos, basados en la observación simple (sin instrumentos ópticos) del cielo, y en cálculos matemáticos. Esos cálculos astronómicos perpetuaron las diferencias entre Roma y la Iglesia de Alejandría. A principios del siglo VI d.C. el monje Dionisio el Exiguo persuadió a la Iglesia de Roma de seguir el cálculo alejandrino. Según éste, el domingo de Pascua de Resurrección ha de ser el primero tras la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera (del hemisferio norte).

Debido a esto es que la fecha de la Pascua de Resurrección (y por ende, de toda la Semana Santa), varía en un amplio rango, que puede ir desde el 22 de marzo al 25 de abril. Cuando en el siglo XVI, el papa Gregorio XIII impuso a todo Occidente el calendario creado por el médico y filósofo italiano Luigi Lilio, conocido como Calendario Gregoriano, las Iglesias Ortodoxas siguieron celebrando la Pascua según el cálculo basado en el Calendario Juliano (creado por Julio César en el 46 a.C.). Debido a esto, las Iglesias Ortodoxas celebran la Pascua en una fecha también variable (no fija), pero diferente a las Iglesias de Occidente.
Por lo tanto, los cristianos protestantes celebramos cada año la Pascua, y toda la Semana Santa, al igual que los católicos romanos, en una fecha calculada según un criterio establecido hace casi mil setecientos años, en el primer Concilio Ecuménico de la historia de la Iglesia.

En el Uruguay conocemos esta semana especial de muy diversas maneras. El proceso de secularización de nuestra sociedad, iniciado hace más de cien años, incluyó los feriados religiosos. La ley del 23 de octubre de 1919, promovida por el batllismo, que transformó, entre otros, la Navidad en “fiesta de la familia” y el día de Reyes en “día de los niños”, convirtió la Semana Santa en “semana de Turismo”. No debe asombrarnos que este proceso de secularización esté tan avanzado, que hoy en día casi todos los uruguayos, incluso los cristianos, al referirnos a esta semana en una conversación casual digamos, involuntariamente, “turismo”. Crónicas periodísticas del siglo XIX refieren que ya en fechas tan tempranas como los años 1880, jóvenes uruguayos de pensamiento político liberal (anticlerical), salían a la campaña para formar “campamentos”, disfrutar de los “placeres del campo”, y organizar cacerías; un diario salteño de 1888 habla de esas cacerías, organizadas por “varios jóvenes de nuestra sociedad (a los) que nada les importan las excomuniones y demás zarandajas de la gente de cogulla y de bonete” (es decir, los curas).

Pero la Semana Santa uruguaya no es solo semana de Turismo, denominación oficial impuesta por ley en 1919, como dijimos. Es también la Semana Criolla, en la que el gauchaje muestra sus habilidades en la doma de potros, la Semana de la Vuelta Ciclista del Uruguay (ambas competencias internacionales), la Semana de la Cerveza, y hasta la Semana de la Pesca en el noreste del país. De modo que en esta semana, que para algunos implica feriados que van desde 3 o 4, hasta 8 o 9 días (aunque para otros, por ejemplo los que trabajamos en la salud, no implica feriado alguno), las opciones son desde tomarse vacaciones e irse a acampar (o a un hotel de x estrellas), irse de cacería o de pesca, concurrir a presenciar la doma de potros, seguir las vicisitudes de la carrera ciclista, o ir a la heroica Paysandú, a tomar cerveza hasta que el hígado diga basta.

No obstante, y a pesar de la mencionada secularización, las manifestaciones de fe y devoción cristiana emergen y se hacen públicas durante esta semana, así sea como expresiones culturales, y tienen su lugar en el reporte de actividades que en estos días hace la prensa (que como en otras cosas, también en eso responde tanto a inclinaciones filosóficas como a intereses; más a estos que a aquellas). Y aunque los cristianos evangélicos repitamos, como tantas veces hemos oído, que para nosotros todos los días del año deben ser santos, porque todos los días debemos consagrarlos a vivir para el Señor, etcétera, estos días debemos vivirlos como especiales, pues son los días en que conmemoramos los hechos de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo (salvo que caigamos en el extremismo desaforado y ridículo de los atalaya, que en el afán de originalidad de su “auténtica revelación”, no celebran Navidad, ni Semana Santa, ni nada).

Porque ése es el sentido, el auténtico significado de la Semana Santa: conmemorar los días en que Nuestro Señor Jesucristo entró triunfalmente en Jerusalén; dio sus últimas enseñanzas en el Templo; compartió la Última Cena con sus discípulos, en la que instituyó la común participación en el pan y el vino como memorial de su muerte, a ser celebrado por sus seguidores por incontables generaciones, hasta su regreso; agonizó en el jardín de Getsemaní aquella madrugada, fue arrestado, sometido a una parodia de juicio, y finalmente entregado a la autoridad romana para ser crucificado. Conmemorar esa muerte de Jesús en la cruz, hecho que consumó la salvación del género humano; salvación que se hace efectiva en todos aquellos que creen en ese Cristo que los amó y se entregó a morir en lugar de ellos, que derramó su sangre para limpiarlos de sus pecados, que dio su vida para ofrecer una nueva vida a quienes creen en Él.

Nada menos.

Y conmemorar la resurrección de Jesucristo, su victoria sobre la muerte y sobre Satanás, y el hecho histórico sobre el que está edificada la fe cristiana.

2 Comments

  1. Carolina Vallejo dice:

    Pienso en voz alta y quiero compartir donde corresponde. En varias alocuciones se ha hablado de la secularización de nuestra sociedad. asimismo de las diferentes opciones por ej la Semana de la Cerveza. En relación a esto la idea que me ha quedado (tal vez esté confundida, no se) es que la gente que participa de esa propuesta consume muchísmo alcohol, se alcoholiza y vuelve como vuelve en malas condiciones. Entonces me pregunto? Toda la gente que va se alcoholiza , toma cerveza en forma desmedida? No creo que sea así.Convengamos que lamentablemente en la sociedad hay un consumo desmedido de alcohol a cualquier hora , a cualquier edad, en cualquier lugar;es lamentable.

    Pero hay gente que consume alcohol en forma medida, lo ha incluído en su dieta como algo más y no por eso es alcohólica.
    Incluso hay cristianos que en su dieta tienen incorporado el alcohol y tienen cultura alcohólica por lo tanto no se embriagan ni se pasan de la raya.
    No estoy de acuerdo con el consumo de alcohol, tampoco juzgo no soy quien para hacerlo.Cada uno dará cuenta de si delante de Dios.
    Conste que quien suscribe no consume alcohol, sólo lo incorpora cuando es un ingrediente de alguna receta de cocina(postre, torta o pollo a la cacerola, etc).
    Todo en exceso es malo; salvando las distancias consumir café , mate en demasía es malo, comer demasiado también, consumir en demasía bebidas cola lo mismo, etc.

    Me gustaría se tratara el consumo de alcohol, así como el comer en exceso que tiene que ver todo con el cuidado del cuerpo que Dios nos ha dado. Son algunas reflexiones en voz alta que buscan ser un modesto aporte y que surgen del mismo contexto del programa.
    Con amor en Cristo Carolina Vallejo. Bendiciones ,Cristo ha resucitado!!!!

  2. Carolina Vallejo dice:

    Estimado columnista:

    Entiendo que un foro es un espacio para dar opiniones y aportes. El año pasado como docente e investigadora frente al mismo tema o un similar lo hice.Ahora humildemente vuelvo a realizarlo. Vengo investigando desde hace dos años sobre secularización, laicidad, laicismo en nuestro país ;vuelvo a aconsejar otros materiales. Es un tema apasionante que permite entender porqué estamos cómo estamos.”Caudillos, Doctores y masones”,”Inmigrantes, curas y masones”ambos del Lic. Mario Dotta y “Jesuitas , Masones y Universidad” del Lic. Julio Fernández. Se los recomiendo dado que he visto como el tema lo ha ido tocando en reiteradas oportunidades.
    Asimismo imperdible el Archivo Histórico de la IMU.

    En otro orden en relación a la Secularización pregunto ¿porqué Dios permitió esto?, ¿Tal vez para que las generaciones anteriores se esforzaran más?, Tal vez para que lucháramos más?
    Cómo respondemos a este proceso de Secularización? Proceso que comenzó allá por 1860, legitimado durante varios gobiernos incluso antes del batllismo.
    Qué aportes hacemos como grupo crisitano evangélico para revertir esto?
    Desde el valle , ¿qué aportes? Dios si hubiese querido hubiese revertido todo esto. simplemente esperó, espera y esperará un mayor compromiso, es como un acicate, por lo tanto hay que seguir luchando en la diaria.

    Por supuesto es SEMANA SANTA en nuestros corazones, nuestras vidas. Tengamos o no que trabajar , estudiar, enfermos o sanos es Semana Santa . Cristo fue crucificado, muerto y RESUCITADO, Amén.
    Mta. Lic. Carolina Vallejo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *