Examen de conciencia

Por: Dr. Luis Palau*
Hacer un examen de conciencia es algo saludable para todos. Todo el mundo debiera practicarlo. Lamentablemente parece que ha pasado de moda en el Siglo XXI, porque estamos materializados, estamos tan ocupados que decimos que no tenemos tiempo para las cosas del espíritu, y sin embargo es en el espíritu que se vive la vida.

Primero, tome usted una libreta, si fuera posible de hojas sueltas, que usted pueda tener y guardar en secreto como un registro personal de ese examen de conciencia. Se lo recomiendo porque yo lo practico. Es un escrito, un recuerdo, una historia de mis relaciones personales con mi conciencia y con mi Dios.

Segundo, separe un período de tiempo para esa primera vez en que hará un verdadero examen de conciencia. Le recomiendo que tome de una a tres horas la primera vez. Busque un lugar solitario, sea donde fuere, ya sea en la casa, o algún parque donde nadie le conozca, pero debe estar a solas.

En tercer lugar, aparte de la libreta de notas y un lápiz, tome la Biblia, porque es en la Biblia donde se encuentran todas las normas para llevar una vida recta, para alcanzar una vida pura, para evitar el deterioro moral y espiritual a que el ser humano puede llegar si no hace examen de conciencia. Obtenga un ejemplar de la Biblia de traducción moderna; vaya a las Sociedades Bíblicas de su país o a alguna librería buena; hoy se venden a un precio reducido. Compre un ejemplar sencillo. Usted notará que su conciencia se reactiva leyendo la Biblia. Dice en el libro de los Hebreos capítulo 4 en la Biblia: “La Palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos, y que penetra hasta partir el alma y el espíritu y las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y hasta las intenciones del corazón”. Por eso le recomiendo la Biblia.

Una vez que ha leído mucho y que ha hecho estas notas, ¿qué hace con ellas?

Primero, tome los puntos fuertes de su personalidad, y si puede estar solo y arrodillarse, alabe a Dios con un corazón sincero. Agradezca a Dios por los puntos fuertes de su carácter, los triunfos de su vida. Dé gracias a Dios por las personas que le hay ayudado a desarrollar esos puntos fuertes y positivos de su carácter, dé todas las gracias, toda la honra, toda la alabanza y todo el crédito. Déselo a Dios porque El ha hecho en usted una persona con puntos fuertes.

Pero por otro lado están los puntos negativos, las faltas, los fracasos, los pecados, los tropiezos de la vida. ¿Qué hacer con ellos? Mi estimado caballero, estando a solas en oración, confiésele directamente a Dios sus pecados. Jesús nos dijo que así lo debiéramos hacer. Dice en San Mateo capítulo 6: “Tú, cuando oras, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Y orando, no uses de vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No te hagas, pues, semejante a ellos, porque tu Padre sabe las cosas que necesitas antes que se las pidas”. En 1a. Juan capítulo 1 dice: “Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”.

Entonces, tome usted la lista de sus tropiezos, fracasos y pecados, y confiéselos a Dios, uno por uno. Y luego, cuando termine su confesión, invítelo a Cristo a entrar en su corazón. Pídale que le limpie de todo pecado. El quiere entrar en su vida, quiere borrar el pasado y hacer de usted un hombre nuevo.

* Dr. Luis Palau – Participa en la programación de RTM UY con su espacio “Cruzada” que se emite de lunes a viernes, 23:15 hs desde el inicio en 1981 por el 610 AM.