Entrada y salida

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Una historia de gracia
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Lectura: Salmo 121

“Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.” v.8


Lectura: Salmo 121

“Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.” v.8

La expresión “tu salida y tu entrada” adquiere en hebreo un significado más amplio que los de los verbos en sí mismos. Quería expresar que entre aquellos de quienes se hablaba y quien lo expresaba, existía libertad completa de movimiento en confianza, fruto de un afecto muy especial. Más que garantías de seguridad, significaba un aprecio mutuo como partes de una misma organización o familia. Entonces, el texto, más que acciones representaba la expresión de familiaridad que existía entre Jehová (el Señor) y quien creía en Él de esa manera. El Creador Todopoderoso y Excelso, elevaba al adorador a la calidad de hijo suyo.

Este concepto tiene el apoyo del Evangelio. Dice Juan 1:12 que los creyentes en Jesús, son hechos “hijos de Dios”. El propio Jesús lo confirma al identificarse como el Buen Pastor. Afirma que el que entre por su medio al grupo de creyentes “entrará y saldrá y hallará pastos” (Juan10:9). La Biblia amplía el significado anterior al referirse a la relación entre el creyente y su Padre Celestial. En la carta a los Hebreos, plantea que, dado que Jesús ofreció su sangre en sacrificio a nuestro favor en los cielos (Hebreos 10:19-20), podemos entrar a su presencia (el trono de la gracia) con confianza para “alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16). Tal es el extremo del Salmo 121:2 al afirmar que “mi
socorro viene de Jehová.” Agradezcamos al Señor estas realidades y conversemos libremente con Él en oración.

David J. Corvino, Uruguay

La expresión “tu salida y tu entrada” adquiere en hebreo un significado más amplio que los de los verbos en sí mismos. Quería expresar que entre aquellos de quienes se hablaba y quien lo expresaba, existía libertad completa de movimiento en confianza, fruto de un afecto muy especial. Más que garantías de seguridad, significaba un aprecio mutuo como partes de una misma organización o familia. Entonces, el texto, más que acciones representaba la expresión de familiaridad que existía entre Jehová (el Señor) y quien creía en Él de esa manera. El Creador Todopoderoso y Excelso, elevaba al adorador a la calidad de hijo suyo.

Este concepto tiene el apoyo del Evangelio. Dice Juan 1:12 que los creyentes en Jesús, son hechos “hijos de Dios”. El propio Jesús lo confirma al identificarse como el Buen Pastor. Afirma que el que entre por su medio al grupo de creyentes “entrará y saldrá y hallará pastos” (Juan10:9). La Biblia amplía el significado anterior al referirse a la relación entre el creyente y su Padre Celestial. En la carta a los Hebreos, plantea que, dado que Jesús ofreció su sangre en sacrificio a nuestro favor en los cielos (Hebreos 10:19-20), podemos entrar a su presencia (el trono de la gracia) con confianza para “alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16). Tal es el extremo del Salmo 121:2 al afirmar que “mi
socorro viene de Jehová.” Agradezcamos al Señor estas realidades y conversemos libremente con Él en oración.

David J. Corvino, Uruguay

Confiemos en las palabras del Señor; son fieles

Meditación publicada en el libro devocional de RTM Alimento para el Alma – volumen 20, para conseguir una copia de la edición impresa visítenos en Soriano 1335 (Montevideo, Uruguay) o en su librería cristiana más cercana.

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