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7 julio 2022
Lectura: 1 Juan 2:25 – 29
“Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.” v.28
Coherencia. Consistencia. Consecuencias. Tres C que nos cuesta sobremanera manejar en nuestra vida cotidiana. La cuestión de la integridad, de la perseverancia y de tener una visión de medio plazo que nos permita entender que lo que hacemos hoy marca determinantemente dónde estaremos mañana.
En la vida cotidiana estas tres C son muy importantes. Lo son en el contexto educativo, en el familiar, en el laboral… Todo está íntimamente relacionado con ellas a nivel individual y comunitario. Pero en la vivencia espiritual son absolutamente vitales.
El Señor vuelve. Él se manifestará de forma visible a todos, ya no como Cordero para el sacrificio, sino para reinar eternamente. Todo ojo le verá y, mientras tanto, a los Suyos se nos pide que perseveremos y que vivamos conforme al llamamiento que hemos recibido y a nuestra nueva condición de hijos adoptados.
Ese tipo de vida, la que permanece en Él, es la que Dios galardona y nos hace vivir confiados. Es la que orienta nuestra esperanza hacia el lugar correcto, hacia el Salvador y Su obra redentora por nosotros. Otro tipo de vida, incoherente o inconsistente por dejarse llevar de aquí y de allá, solamente trae vergüenza e inseguridad.
¿Cómo nos preparamos para ese día en el que el Señor se manifieste de forma definitiva? ¿Y si fuera ahora? ¿Vivimos seguros, anhelando ese momento, o sospechamos que seríamos avergonzados por nuestra naturaleza inconsistente?
Lidia Martín Torralba, España
Ayúdame, Señor, a vivir cada paso mirando hacia tu venida