Jesús y los estereotipos – Parte 2
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La amistad, ¿tiene límites?
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Lectura: Mateo 7:24 – 29
“…le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.” v.24
Durante muchos años mi padre se dedicó a la albañilería, construyó varias casas y edificios. Sabía la importancia de la cimentación, por eso se esforzaba junto a sus ayudantes para hacer cimientos profundos y colocar las columnas con la idea de dar seguridad a quienes habitaran el lugar. En el relato de Mateo la importancia de los cimientos no fue considerada por uno de los constructores y sucedió lo que debía suceder, al primer impase la casa se derrumbó.
Algo similar sucede en nuestra sociedad, se nos enseña que los cimientos (valores morales) es lo de menos, pues se rige por el principio maquiavélico donde el fin justifica los medios, no importa si engañas, burlas o pasas sobre alguien, lo importante es la satisfacción personal. Esto nos hace pensar en aquellas parejas que toman la decisión de casarse simplemente por el hecho de estar enamorados o porque su tiempo se está pasando o porque él o ella le brindará estabilidad económica, etc.
Esta familia está destinada al fracaso, a la primera tormenta buscarán la salida más fácil….el divorcio. También tenemos el caso de aquellas mujeres que al estar embarazadas deciden interrumpir la gestación porque entorpece una meta propuesta. Sin olvidar a algunos varones que abandonan/engañan a mujeres solamente para satisfacer sus instintos carnales. O aquellos padres que deciden satisfacer todos los caprichos de sus hijos para no afectarlos emocionalmente, criando niños y jóvenes irresponsables, malagradecidos, sin afecto paterno y sin temor a Dios.
Debemos luchar contra estas corrientes y establecer los cimientos que darán estabilidad emocional y espiritual a nuestra familia.
Miriam Bermúdez, Honduras
¿Tu casa, tu familia, está bien cimentada?