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Por: Ps. Graciela Gares

Parte 1:

La decisión reciente de la Suprema Corte de los Estados Unidos, anulando la norma que garantizaba el derecho al aborto en ese país, ha generado conmoción y polémica a nivel mundial.

En 1973 se había aprobado una sentencia, conocida como “Roe vs Wade”, que no solo habilitaba el aborto, sino que lo elevaba al status de un “derecho”. Una mujer, cuyo nombre fue Norma McCorvey (seudónimo Jane Roe) y un fiscal, Henry Wade, fueron protagonistas en aquella instancia de un litigio en el que la Justicia de EE.UU. falló a favor de ella, quien reclamaba abortar en virtud de estar cursando un embarazo, producto de haber sufrido una violación grupal.

Tiempo después se supo que la violación grupal nunca existió pero se usó como argumento para acelerar la resolución favorable del caso. Años más tarde, McCorvey habría abrazado el cristianismo y se asoció a movimientos pro-vida, falleciendo en 2017.

En junio de 2022 la Suprema Corte de EE.UU. anuló el fallo “Roe vs Wade” en virtud de considerarlo equivocado, basado en un razonamiento débil y de consecuencias perjudiciales. Ello enfureció a muchos grupos feministas de diversos países y a las organizaciones pro aborto, como Planned Parenthood, que financia clínicas abortistas en el mundo. Pero lo sorprendente es que otros actores, como el multimillonario George Soros se preocupó por el tema.

Si el aborto es cosa de mujeres, ¿por qué dicho magnate condenó el fallo de Suprema Corte de EE.UU., argumentando que amenaza fuertemente la salud reproductiva y los derechos humanos? ¿Cuál es su interés al respecto? ¿Acaso, frenar el asesinato de bebés no nacidos afecta los planes de los más ricos del mundo? Sí, ¡así es! Porque patrocinando el aborto se aseguran que la población mundial no crezca y ellos puedan seguir repartiéndose la riqueza del planeta entre unos pocos. Por eso, ellos ponen dinero para fomentar las clínicas abortistas en América Latina. Y vaya casualidad, ¡todos los multimillonarios del mundo son varones! ¿Cómo creerles que les interesa defender el cuerpo y los derechos de la mujer?

Como en el jardín del Edén, ¡otra vez la mujer resulta engañada y utilizada! Dios le concedió al sexo femenino el bendito don de procrear, pero Satanás y sus demonios intentan convencer que tal privilegio vulnera derechos sobre el cuerpo y la libertad sexual. Lo que no se dice es que este falso empoderamiento femenino mediante el aborto trae consigo posterior llanto, decepción, culpas y el recuerdo siempre presente de la criatura humana que fue cruelmente destruida.

Ese síndrome post aborto ha llevado a muchas mujeres a la depresión, adicciones y al suicidio. Dios asoció la sexualidad humana al amor y a la vida y puso en el ADN femenino la capacidad de gestar, nutrir, cobijar, dar amor y cooperar con Él en el milagro de la vida. La brasileña Sara Winter (ahora Sara Huff) conoció desde adentro el movimiento feminista abortista, al cual perteneció y trabajó para él por más de 5 años. Hoy se define como ex – feminista, cristiana y ha abrazado la causa Pro vida. Ella cuenta que trabajaba con financiación internacional, recibiendo entrenamiento en Ucrania, para subvertir el orden social en los distintos países, a través de marchas violentas. Refiere que su historia es la de muchas otras tantas jóvenes de vida sufrida, con padres o madres que no cumplieron bien sus funciones de protegerlas y crecieron con sed de justicia y venganza.

Sara se enamoró del discurso de liberación y empoderamiento que plantean los movimientos feministas en el mundo y le entusiasmaba la idea de ayudar a otras mujeres que estuvieran sufriendo lo que ella había pasado a raíz de un hogar roto. “Vi la cooptación de mujeres provenientes de familias desestructuradas, mujeres dependientes emocionalmente, a veces dependientes químicas, que pasaron por adoctrinamiento ideológico para reproducir una narrativa prefabricada.”(Sara Winter).

Creyó que militando en contra del patriarcado y el machismo lo lograría. Atacaba iglesias, odiaba la familia, a los varones y a la heterosexualidad. Reconoce que la convirtieron en una marioneta ideológica y política, llegando a ser víctima de la cultura de la muerte. Entre los objetivos del feminismo, explica que está “des-caracterizar a la mujer, para de-construir y subvertir todo aquello que le hace mujer”.

Producto de una conducta sexual liberal, a los 22 años Sara quedó embarazada y fiel a la doctrina feminista decidió abortar. Como secuela sufrió hemorragia grave y pidió auxilio a otras militantes abortistas pero ninguna la acompañó en ese trance. Finalmente, un vecino, un varón cristiano la llevó al hospital y pagó para que fuera atendida. De allí su desencanto con el feminismo y su conversión al cristianismo, donde ahora milita a favor de la vida y exhorta a otras mujeres que enfrentan embarazos no planificados a buscar ayuda para resolver su situación, salvando las dos vidas. La llamada “ideología de género” ha puesto de moda la “de-construcción” de todo: el concepto de familia, de identidad sexual, de mujer. Pero corresponde afirmar que la mujer no “realiza” a sí misma de-construyéndose, sino volviendo a los propósitos del Creador para su vida. Y uno de ellos es la maternidad, haciéndola partícipe del proyecto divino de multiplicar la raza humana, educar a sus hijos en amor y respeto a Dios, preparándoles para ser parte de la multitud que llenará los cielos en la eternidad. (Lucas 24: 23)

Las propuestas abortistas de los movimientos feministas y la ideología de género degradan a la mujer en lugar de dignificarla como lo hace el cristianismo.

Quitar la vida del bebé en el vientre materno es y seguirá siendo un delito aunque la justicia humana lo despenalice. Para la mujer es un retroceso des-humanizante, ya que la convierte en asesina de su propia descendencia y la encarcela en prisiones de remordimiento, de las cuales sólo Cristo podrá liberarla.

Toda mujer está llamada a honrar a Dios en lo que hace con su cuerpo, el cual fue diseñado para ser habitación del Espíritu divino, según lo plantea 1 Corintios 6. Y la mirada de Dios está sobre el niño aún no nacido, como lo testimonia el Salmo 139, cuando dice: “mi embrión vieron Tus ojos” (vers. 16)

Ps. Graciela Gares – Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 h

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