Un ejemplo para imitar

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Por: Ps. Graciela Gares*

En una sociedad que respira violencia por doquier, en el deporte, en el tránsito, en el ámbito laboral, en la vida familiar, etc.), hay hombres que se proponen dejar de ser violentos. Y esto es una muy buena noticia.

En la práctica psicológica diaria se ha incrementado mucho el número de consultas de mujeres víctimas de la violencia familiar.

Ello es el resultado valioso de las campañas de sensibilización y concientización acerca del tema que vienen llevando adelante organizaciones públicas y privadas, por lo que les corresponde el reconocimiento por su labor.

Muchas mujeres – lamentablemente no todas -, han comprendido que el amor debe incluir el respeto y el buen trato. Que la mujer no es una posesión del varón sino una digna compañera de vida, y que cuando su esposo ejerce la jefatura del hogar con violencia, ella debe ponerle límites o buscar ayuda para salir de esa situación.

Decimos esto sin desconocer que todavía queda mucho para hacer, pues cada pocos días muere alguna mujer que no supo o no pudo salir a tiempo del espiral diabólico de la violencia doméstica.

No obstante ello, hoy nos entusiasma poder referirnos a  la buena acogida que viene teniendo en la población masculina, la propuesta de Info Masculinidades de Uruguay, desde la cual se ayuda a los varones a re-educarse para vivir sin ejercer violencia.

Muchos agresores han aceptado asistir voluntariamente a los talleres, luego quizá del pedido firme de sus parejas o familiares.

Entre ellos, hay personas que quizá no golpeaban a sus compañeras ni a sus hijos, pero que los agredían verbalmente, les denigraban insistentemente, controlaban su libertad, les aislaban de familiares o amigos o les amenazaban sistemáticamente. ¡Y no sabían que eso era violencia!

Muchos de estos varones agresores sufrieron la violencia cuando niños en su hogar, y aunque no deseaban repetir esa conducta (por ejemplo, individuos que profesan fe cristiana), por falta de estrategias sanas para resolver conflictos, acabaron reproduciendo conductas violentas.

Escribimos este artículo, para decirles a los varones que desean salir del círculo de la violencia y no pueden, que hoy existe en nuestra sociedad la ayuda que ellos necesitan.

Obviamente, el buscar ayuda no les exime de responsabilidad por los daños que hayan ocasionado, pero sí les plantea la salida para no volver a reincidir.

La propuesta de auto-ayuda para hombres agresores surgió en nuestro país hace pocos años, fruto de un convenio privado – estatal (IMM), con fondos de Naciones Unidas. En los grupos de reflexión para varones, ellos aprenden a reconocer las distintas caras de la violencia que ejercen: controlar a su pareja, espiarla, romper sus pertenencias, decidir que ropa puede usar y cuál no, revisarle el celular o  sus e-mails, controlarle las amistades y vínculos que frecuenta.

La experiencia que relata cada participante, ayuda a los demás a reconocer sus errores y proyectar cambios. Entre todos se ayudan a trabajar los conflictos personales que cada uno carga desde su infancia.

Luego deben repensar las ideas o creencias que les impulsan en sus conductas violentas. Por lo general, tienen una visión inferiorizada de lo femenino frente a la hegemonía que atribuyen a lo masculino.

En el grupo también reflexionan sobre los costos de la violencia, la cual no sólo degrada la vida de su mujer e hijos, sino degrada la existencia del propio varón, ya que está destruyendo lo que más quiere. Por algo, muchos agresores acaban sus vidas en el suicidio.

Luego aprenden a expresar y canalizar adecuadamente sus emociones (ira, frustración, decepción, tristeza o alegría) sin dañar a otros. A querer sin poseer, controlar ni oprimir al ser querido. A pensar las relaciones afectivas en términos de equidad, de igualdad de derechos.

A vivir una masculinidad saludable que acepte de buena gana el empoderamiento y el desarrollo de la mujer. A tolerar el No como respuesta de la pareja. A aceptar como naturales las frustraciones de la vida cotidiana.

Muchos varones han pasado ya por estos talleres de reflexión y otros están esperando que haya cupos libres para ingresar.

Sabemos que demanda mucho coraje asumirse como una persona agresora y violenta. Por ello, nos congratulamos por la voluntad de estos varones de reconocer sus errores e intentar su reparación. ¡Quiera Dios que sean muchos más quienes sigan su ejemplo!

La masculinidad en la cultura latinoamericana aún consiste en tener siempre la razón, presumir saberlo todo, no admitir oposición en la familia, hacerse servir, ser de pocas palabras en el hogar, ser “ganador”, no mostrar sufrimiento, no llorar. Y los resultados desastrosos están a la vista, en las familias y en la sociedad.

Pero Dios no lo pensó así cuando nos ideó. El Creador pensó la masculinidad en términos de sustentar, cuidar, favorecer el desarrollo y plenitud del ser amado, amarlo sacrificialmente, así como Cristo amó a la iglesia y dio la vida por ella (Efesios 5: 28 – 31). Y cuando así ocurre la bendición alcanza a varias generaciones.

Todo agresor esconde bajo su dura coraza su angustia y falta de paz interior. Por ello debería buscar, a través de Jesús, el amor y el perdón de Dios.

infomasculinidades@hotmail.com – Contacto: 091 207 512

* Ps. Graciela Gares – Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 hs.

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