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LECTURA BÍBLICA: 1 PEDRO 2:20-24
“Cristo sufrió por nosotros, dejándonos ejemplo…” v.1
La mentalidad contemporánea, persiguiendo a toda costa una existencia placentera, se rebela contra todo sufrimiento considerándolo su peor enemigo. Sin embargo nadie escapa de él. La interrogante no es si vamos a sufrir o no, sino cómo reaccionaremos cuando el dolor llegue y llene de angustia nuestra existencia.
Por ello Pedro nos ofrece un camino para vencerlo y lograr que nos aporte algo positivo: el ejemplo de Cristo. Nuestro sufrimiento puede adquirir características redentoras si logramos que nos proporcione bendiciones espirituales o aporte alguna bendición a nuestros semejantes.
Las más grandes heridas de tu vida podrían sanar si las analizas a la luz del párrafo anterior. Sufrir no nos concede méritos para alcanzar la salvación, pero tiene características redentoras si nos ayuda a reorientar la vida hacia valores que ennoblecen el alma humana.
¿Recuerdas el caso de Job? Aunque era bueno y justo, perdió trágicamente a sus hijos y su fortuna, su mujer le maltrató, tenía a amigos desconsiderados que aunque fueron a consolarlo, le lanzaron discursos moralizantes sugiriendo que un pecado oculto había causado sus males. ¡Qué amigos!
Sin embargo, al final Job confiesa que gracias a su intenso dolor su fe encontró una nueva dimensión pues conoció mejor a Dios. (Job 42:5)
También, logró una nueva y más profunda relación con sus amigos, pues les bendijo orando por ellos. Es más, Jehová quitó la aflicción de Job al orar por sus amigos. (Job 42:10)
¿Comprendes ahora lo que es el sufrimiento redentor? Si el sufrimiento nos alcanza pero acerca más a Dios y a nuestros semejantes, puede transformarse en ganancia y fuerza espiritual.
Alberto I. González, Cuba
Si sufrimos, sigamos el ejemplo de Cristo
