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Dos puertas, dos caminos
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LECTURA: MATEO 5:1 – 12
“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” v.3
Pensemos en un hombre que, por accidente, terminó con una soga atada a su cuello la cual, poco a poco le va apretando debido a que está enlazada a una de las máquinas con las que trabaja. Para evitar ser ahorcado con esta, requiere que alguien le ayude cortándola o apagando la máquina. Llega uno de sus empleados que al ver la escena decide cortar la soga, pero el hombre no se lo permite porque es difícil conseguir otra como esa; entonces el empleado decide apagar la máquina, el hombre tampoco se lo permite, porque se cortará la producción. ¿Qué pasará entonces? Obviamente, el hombre morirá por no haber recibido la ayuda necesaria.
Esto parece increíble, pero así se encuentra la mayor parte de la humanidad; necesita ayuda urgente para no morir eternamente, pero valora mucho más las cosas del mundo que son pasajeras y les llevan a la muerte eterna. Podríamos decir que se cree rica espiritualmente y cree que no tiene necesidad de nada. Sin embargo, se requiere ser “pobre en espíritu”, reconocer nuestra necesidad espiritual, para recibir la vida eterna “el reino de los cielos”.
Jesucristo (Dios hecho hombre), vino a sustituirnos para que no tuviéramos que morir por nuestros pecados como lo merecíamos, pero necesitamos arrepentirnos, reconocer Su señorío en nuestras vidas y vivir de acuerdo a Su palabra.
Hoy, usted puede tomar una decisión: reconocer su necesidad espiritual, arrepentirse de hacer lo que ofende a Dios, comprender que sin Cristo morirá eternamente y entregarle su vida a Él.
Aminta de Medina, Colombia
Señor Jesús, hoy reconozco mi necesidad de ti, sálvame
