Efectos post pandemia
8 marzo 2024Descansando en Dios
10 marzo 2024LECTURA BÍBLICA: COLOSENSES 3:23 – 4:6
“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.” v.6
Más de uno habrá escuchado en algún momento de su vida la siguiente frase: “El hombre es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios”.
Esto nos muestra claramente que nuestras palabras, como reflejo de nuestros pensamientos, pueden ser de bendición o causar mucho daño, no solo en mi vida personal, sino también en la vida de muchos que están a mi alrededor.
Con el pasar del tiempo podemos darnos cuenta que cada palabra que hemos dicho tiene consecuencias para nuestras vidas a corto, mediano y largo plazo. Hoy en día una palabra bien dicha puede motivar a la persona a superarse y seguir adelante; pero si es todo lo contrario, todo lo que salga de nuestra boca puede ser el reflejo de una vida con carencias y áreas que aún se deben pulir, llegando así a lastimar y marcar tan profundo la vida de las personas que nos están escuchando, al punto de estancarlas y dañar sus emociones.
Le invito a que acepte el desafío, de cuidar sus palabras, que piense y escuche antes de responder para poder comprender a la otra persona; que nuestro trato sea sincero, pero sobre todo que sea amable en palabras de aliento, siendo un vivo reflejo del amor de Dios que transformó nuestras vidas, y así también que por medio de nosotros, otras personas puedan ser transformadas en Cristo mediante el ejemplo que damos a través de nuestras palabras.
Pablo M. Vázquez G., Paraguay
Si nuestras palabras son expresadas de forma correcta, podemos ser de influencia positiva para la vida de los demás