Nobel de la Paz: “A veces la guerra es necesaria”

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Paloma de la PazEl presidente de Estados Unidos, Barack Obama, recibió el jueves 9 de diciembre de 2009 el Premio Nobel de la Paz, momento en el cual pronunció la frase del titulo de este artículo (titular de un importante medio) que muestra una profunda contradicción. La pregunta básica que se desprende es: ¿Se necesita la guerra para lograr la paz?  En la ceremonia realizada en Oslo, Obama reconoció su papel como líder de una nación en guerra y subrayó que un conflicto bélico puede ser moralmente justificado, recordando el concepto de “guerra justa”. Puso el ejemplo del Tercer Reich, en el que sin el uso de la fuerza armada, no se habría podido detener el avance de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Realizó un alegato, “más de un abogado que el de un presidente”, destacó el influyente New York Times que terminaba justificando la posición del dirigente norteamericano.

Es que el presidente Obama se vio en una encrucijada en el que por un lado recibe el premio más importante que distingue “a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz”, según el testamento del propio Alfred Nobel; y por el otro lado, realizó el tremendo anuncio que en estos días EEUU enviará 30 mil soldados más para continuar la guerra en Afganistán.
En este contexto haberle dado a Obama este galardón desencadenó una polémica internacional que dará para que se discuta por todo un año y más. Recordemos que este premio fue otorgado anteriormente a personajes como Nelson Mandela, Madre Teresa, Albert Schweitzer y Martin Luther King entre otros, cuyos métodos para pacificar los pueblos fueron muy diferentes al que está justificando el actual dirigente de la primera potencia mundial.

El Contenido del Discurso

“Hago esta afirmación” señaló Obama  “consciente de lo que Martin Luther King Jr., dijo en este mismo acto hace años: ‘La violencia nunca trae la paz permanente. No se resuelve ningún problema social: se limita a crear otros nuevos y más complicados’. Como alguien que está aquí como una consecuencia directa del trabajo de la vida del Dr. King; yo soy vivo testimonio de la fuerza moral de la no violencia. Sé que no hay nada débil – nada pasivo, nada ingenuo – en el credo y las vidas de Gandhi y King.”

“Pero, como un jefe de Estado que juró proteger y defender a su país, no puedo guiarme solamente por sus ejemplos. Yo enfrento al mundo como es, y no puedo quedarme de brazos cruzados frente a las amenazas al pueblo estadounidense. Para que no cometamos equivocaciones: el mal existe en el mundo. Un movimiento no violento, no podría haber detenido a los ejércitos de Hitler. Las negociaciones no pueden convencer a los líderes de Al Qaeda para que depongan las armas. Por decir que la fuerza puede ser a veces necesaria, no estoy haciendo un llamado al cinismo – es un reconocimiento de la historia, de las imperfecciones del hombre y de los límites de la razón.”

La argumentación de Obama continuó con estas afirmaciones: “Así que sí, los instrumentos de la guerra tienen un papel que desempeñar en la preservación de la paz. Y sin embargo, esta verdad debe coexistir con otra – que no importa cuán justificada, la guerra promete tragedia humana. El coraje y sacrificio del soldado está lleno de gloria, que expresa la devoción al país, a la causa, a sus compañeros de armas. Pero la guerra en sí mismo nunca es gloriosa, y nunca debemos proclamarla como tal.
Así que parte de nuestro desafío es conciliar estas dos verdades aparentemente irreconciliables – que la guerra es a veces necesaria, y la guerra en cierto nivel es una expresión de la locura humana.”

Hasta aquí las reflexiones del actual Premio Nobel de la Paz, sobre las cuales me gustaría encontrar respuestas desde la fe.

En Primer lugar:

De dónde vienen las guerras y Adam Smith

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis porque no pedís (Santiago 4:1-2) Y encima cuando pedimos, no recibimos, porque pedimos mal para gastar en nuestros propios deleites.

Santiago es clarísimo. Nuestra “codicia” personal es lo que produce la guerra y la reproduce a nivel internacional y global. Vivimos en un sistema social que se basa en la codicia, en la codicia de sus miembros, del querer todo para nosotros, para nuestras necesidades y para vivir bien “yo”.

El padre del liberalismo, Adam Smith, desató con su afirmación la creación de un sistema basado en un antivalor. El hablaba que la clave del bienestar social estaba en el afán egoísta e interesado de los individuos, y en su capacidad de satisfacer sus intereses. Confiaba en que aunque esto era un problema el mercado regularía y equilibraría la situación. Sin embargo,  ¿cómo puede uno basar un sistema social en la codicia?

Santiago es rotundo, no deja lugar a dudas. El dice que no hay paz porque nos dejamos dominar por nuestras pasiones egoístas, porque codiciamos, porque muchas veces nos come la envidia. Y esto es algo que no disminuye cuanto más tenemos, más queremos. ¿Hasta cuando seguirán extendiendo sus propiedades, hasta poseer toda la tierra? Preguntaba el profeta.

La falta de paz en nuestro mundo se debe a que nos hemos olvidado del décimo mandamiento: NO CODICIARÁS (Éxodo 20:17).

Primera respuesta entonces, solo un sistema social basado en la NO CODICIA es que podrá solucionar el problema de la guerra.

El mensaje de los ángeles

La noche en que Cristo nació, el canto de los ángeles fue de:

¡Gloria a Dios en las alturas!

¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan su favor! (Lc. 2:14)

Esa paz es prometida a los hombres que gozan del favor de Dios. De los que han aceptado que la única manera de cambiar al mundo, es cambiando nuestros corazones egoístas, dominados por la envidia y la codicia.

El propósito de la venida de Jesucristo a este mundo es el de restaurar la paz que perdimos por el pecado. Decía el Apóstol Pablo: Justificados, pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:1).

El  Príncipe de Paz, dice Isaías, fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, (la suya y la mía) fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo paz, por sus heridas alcanzamos la salud (Isaías 53:5).  A pesar de lo codiciosos que somos, a pesar de la envidia, de las guerras constantes que producimos y de la rebeldía podemos tener paz, solo si aceptamos que el Príncipe de Paz gobierne nuestras vidas, el mensaje de los ángeles se aplicará a usted.

Paz en la tierra

Pero la pregunta sigue latente: ¿Habrá alguna vez paz en la tierra?

Isaías responde que sí. El asevera que vendrá el Principe de Paz. Esto significa que Cristo será un príncipe pacífico, no un tirano.

Esta paz es posible debido a una característica que va de la mano con la paz y esa es la justicia. El versículo siete de Isaías 9 dice: Su reinado quedará bien establecido, y sus bases serán la justicia y el derecho desde ahora y para siempre. (DHH) Estos elementos tristemente escaseaban en las vidas y reinos de los reyes de la época en Israel y Judá y escasean el día de hoy.

El rey mesiánico que describe Isaías será llamado entonces Príncipe de la Paz porque sus súbditos experimentarán seguridad y bienestar en todas las áreas de la vida. (9:6-7).

Al comienzo de su profecía, Isaías vio como un hecho el tiempo en que ningún pueblo volverá a tomar las armas contra otro ni a recibir instrucción para la guerra (2:4).  La guerra y sus terribles consecuencias serán eliminadas.

En el capítulo 19 se describe un día en el que los egipcios y los asirios adorarán juntos al Señor y también con Israel (vv 23-25). Estas dos naciones eran las potencias militares de la época, si estas dos naciones estuvieran en paz, sería como un símbolo de ella entre todas las naciones. Es como si dijéramos que Israel y palestinos se juntaran para adorar a Dios y darle culto sin bombas de por medio.

Isaías 11:6-9 es una demostración poéticamente bellísima de lo que será la paz en ese tiempo.

Entonces el lobo y el cordero vivirán en paz, el tigre y el cabrillo descansarán juntos, el becerro y el león crecerán uno al lado del otro, y se dejarán guiar por un niño pequeño. La vaca y la osa serán amigas, Y sus crías descansarán juntas.

El león comerá pasto como el buey. El niño podrá jugar en el hoyo de la cobra, podrá meter la mano en el nido de la víbora. En todo mi monte santo no habrá quien haga ningún daño, porque así como el agua llena la mar, así el conocimiento del Señor llenará todo el país.

Esto no lo puede lograr el ser humano. Ni siquiera el mejor Premio Nobel de la Paz. Solo lo hará el ardiente amor del Señor todopoderoso (9:7) que se entregó por nosotros en la cruz. Allí es donde comienza la paz que el hombre necesita. Una paz pagada con la sangre de su hijo.

Bienaventurados los que trabajan por la paz.

¿Esto quiere decir que nosotros no podemos hacer nada para lograr la paz de nuestro mundo?

Al contrario. Cuando leemos las palabras de Jesús vemos la responsabilidad que tenemos como cristianos en el día de hoy.

Mateo 5:9 dice: Dichosos los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará hijos suyos.

El cristiano no puede quedarse de brazos cruzados, sino que debe permitir que el Príncipe de paz establezca su reino, primero en su corazón para ser un agente de paz, un pacificador.

Un Limón sin exprimir

Al llegar al fin de un nuevo año y acercarse el festejo del nacimiento del Príncipe de la Paz le pregunto: ¿Hemos trabajado por la paz en nuestros lugares de influencia? O hemos sembrado… ¿qué cosas? En las relaciones familiares, interpersonales y en su propio corazón. Lo que se produzca en esos ámbitos se trasladará a la sociedad en su conjunto.

Charly García, el agudo cantante argentino, dice en una de sus canciones:

Estás buscando un nuevo camisón,

estás buscando una nueva religión,

estás buscando un símbolo de paz

Pero según él terminamos “dando vueltas a la heladera y solo queda un limón sin exprimir.”  Y les diré que es un limón muy ácido que produce reflujo, pues en el siglo XXI hemos dejado de buscar símbolos de paz y los que dominan son los símbolos de la guerra los cuales justificamos paradójicamente.

Veamos de cerca, Charly no encuentra símbolos de paz en los cuales creer, el termina “dando vueltas a la heladera y solo queda un limón sin exprimir.”

Yo creo que como hijos del Príncipe de Paz tenemos otras cosas que decir y evitar caer en el cinismo de un mundo condenado a la violencia y la guerra.

El texto de la oración de Francisco de Asis debería estar siempre presente en nuestro accionar diario. Les comparto este delicioso poema, que es una oración, que refresca el alma en medio de tanto mensaje destructivo, incluso, de los mismos Premio Nobel de la Paz…

Señor, hazme Instrumento de Tu paz.

Donde haya odio, siembre yo amor;

Donde haya injuria, perdón;

Donde haya duda, Fe;

Donde haya desaliento, esperanza;

Donde haya oscuridad, luz;

Y donde haya tristeza, alegría.

Oh Divino Maestro,

Haz que no busque ser consolado sino consolar;

Que no busque ser comprendido sino comprender;

Que no busque ser amado sino amar;

Porque dando es como recibimos;

Perdonando es como Tú nos perdonas;

Y muriendo en Ti es como nacemos en Vida Eterna.

Amén y Feliz Navidad para Todos.

Lic. Esteban D. Larrosa

Director RTM UY

4 Comments

  1. edgar ruiz dice:

    muy bien, excelentes meditaciones para reflexionar sobre la apaz y la guerra

  2. Ester dice:

    Relendo la primer parte del artículo me posiciono en la declaración del Presidente Obama. Esa declaración me duele como ya lo pensé y lo expresé.
    Sin lugar a dudas hay que estar en su lugar y en sus zapatos , no debe ser nada fácil.
    Recuerdo cuando asumió su cargo hablaron varios pastores , oraron y realmente fue como que aquella lucha de Martín Luther King se concretaba en el poder.
    Sigo pensando es difícil estar en sus zapatos. Hay un contexto actual y un contexto histórico ,político , ideológico muy fuerte y en ese contexto hay que entender esa manifestación . Qué es lo que le lleva a expresar esa aseveración. No es fácil…

    Hay un libro de Franklin D. Roosvelt “En Marcha” que permite entender como las prácticas políticas incluso a nivel de las relaciones internacionales están claramente determinadas por un pasado muy fuerte y que se reactualiza en el presente y se proyecta hacia el futuro.

    Hay que estar en sus zapatos… a mi no me gustaría.

  3. Ester dice:

    Y la del final. Me olvidaba de las señoras dentro de las que me incluyo. Seamos señoras de paz y de verdad. Recordemos y deberíamos releer ese libro estupendo que es Ester. Tenemos mucho para aprender de esa mujer de excepción. Paz en todo y por todo, la verdad en todo y por todo. Que seamos luces donde estemos entre libros , entre ollas, solas o acompañadas. Seamos profesionales o amas de casa, madres o no, seamos señoras de paz. Y por sobre todo vivamos la Paz que sólo Jesucristo puede darnos. Amen. Felicidades

  4. Ester dice:

    Excelente meditación oportuna para éstos tiempos en que todo el mundo corre y codicia una cosa y otra.
    Sembrar la paz en actitudes, gestos , sonrisa, en amar y ser libres. Sembrar la paz en todo y por todo haciendo el bien sin codiciar muy por el contrario amar . Sembrar la paz sin ensuciar el amor. sembrara la paz poniendo la otra mejilla , sembrar la paz amando a los enemigos. Sembrar la paz con la palabra de verdad, con la palabra que no exaspera. Sembrar la paz sabiendo esperar , sembrar la paz en el silencio.

    FELIZ NAVIDAD Y UE JESUS NAZCA EN CADA CORAZON .AMEN

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