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Dios nuestro Padre
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LECTURA: LUCAS 9:28 – 36
“Hablaban de su partida.” v.31
En distintos momentos del día, los discípulos vieron a Jesús en oración; era algo a lo que se fueron acostumbrando. Pero aquí pide que tres de ellos (Pedro, Juan y Jacobo) le acompañen y suban al cerro para orar junto con ellos.
En el proceso de la oración del Maestro, la sorpresa despertó repentinamente a los somnolientos discípulos. El rostro de Jesús fue transfigurándose (metamorfoseándose); ¡hasta su ropaje llegó a brillar con una blancura celestial! El colmo de su asombro, fue ver a dos personajes conversar con Jesús.
Tres evangelistas relatan que los escucharon hablando entre ellos; solo Lucas nos comparte el tema de la conversación: “Hablaban de su partida”: pasión, muerte, resurrección y retorno a la gloria a la diestra del Padre. ¡El cielo entero estaba pendiente de su partida!
Con toda reverencia, observo cierta semejanza con la experiencia humana. Después de mayor o menor tiempo, por diferentes procesos o en forma repentina, todos moriremos; y en algún momento del futuro, también todos resucitaremos: para vida, si creímos en Jesucristo como Salvador o para condenación, si no lo reconocimos como tal.
Conviene hablar de esa, nuestra partida definitiva, desde antes, para que ese incierto día nos pueda encontrar preparados. ¿Cómo están nuestras relaciones terrenales (familia, amigos, negocios)? ¿Hay algún asunto de nuestra convivencia humana que debiéramos solucionar? ¿Dejamos alguna orientación acerca de cómo nos gustaría que nos despidieran? Sobre todo, ¿cuál es nuestra relación con Jesús y su evangelio?
Si hablamos ahora de nuestra partida y nos preparamos, esta será menos angustiante para todos. Reconoce a Jesús como Salvador.
David J. Corvino, Uruguay
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