Luces y sombras de la sociedad uruguaya

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La pornografía infantil

Por: Ps. Graciela Gares*

Ayer nos enorgullecía contar que un número significativo de varones decididos a dejar de ser violentos con sus parejas, aguardaban en lista de espera para ingresar a los grupos de autoayuda que funcionan con tal fin.

Hoy nos avergüenza tener que referirnos a nuestro país como el mayor consumidor de pornografía infantil de Latinoamérica.

Estos contrastes en la conducta moral de los uruguayos nos asombran y desconciertan. Mientras seguimos hablando de nuestro apego a los buenos valores, nuestra solidaridad, nuestro perfil de sociedad conservadora, emergen realidades que no condicen con esa percepción.

La pornografía infantil es un delito informático en crecimiento. El desarrollo de internet trajo consigo un aumento en la producción de estos materiales  y facilidad de acceso a los mismos. Cada día se crean cientos de páginas pornográficas infantiles nuevas, al amparo del anonimato del cyber espacio.

Hay páginas públicas y privadas, con un costo que puede ascender a varios euros semanales para acceder a su contenido. Se trata de un negocio tan rentable como el tráfico de armas o de drogas.

Según la Convención sobre Derechos del Niño, la pornografía infantil “es toda representación por cualquier medio de un niño dedicado a actividades sexuales explícitas, reales o simuladas, o toda representación de los genitales de un niño con fines primordialmente sexuales”.

Un estudio de la Universidad Católica de Uruguay (UCUDAL), que exploró la descarga de material pornográfico “on line” en Uruguay en el período 2011 – 2012, concluyó que 1 de cada 7.500 usuarios de internet descargaron pornografía infantil. El porcentaje de internautas uruguayos consumidores de este material inmoral e ilegal, es altísimo en comparación con lo que ocurre en otros países de la región.

El consumo de pornografía infantil muchas veces es la antesala del abuso sexual a menores y se estima que el 30 % de los adictos a la pornografía infantil  lleva a la práctica sus fantasías. Por ello, vemos sumamente alarmantes los resultados revelados por el estudio de UCUDAL.

Se trata de un asunto muy perverso, pues la existencia de oferta de pornografía infantil supone que niños de algún lugar del planeta están siendo seducidos, engañados o amenazados para explotarlos sexualmente, dejándoles secuelas negativas para el resto de sus vidas.

Los consumidores de pornografía infantil suelen ser mayoritariamente varones. Muchos de ellos antes consumieron pornografía adulta y ahora buscan una excitación distinta, asociando la actividad sexual a la inocencia y candidez del niño.

La  edad de quienes demandan ese material puede rondar entre los 19 y los 60 años, aunque la adicción sexual comienza en la adolescencia generalmente.

Suelen ser personas de poder adquisitivo medio – alto: estudiantes, profesores, médicos, taxistas, bancarios o de cualquier otra profesión; personas económicamente satisfechas pero con un gran vacío interior, asociado al hastío, aburrimiento y falta de sentido de vida.

Mayoritariamente son individuos solitarios, con dificultades en los vínculos sociales, introvertidos, reservados, dependientes, inmaduros sexuales, egoístas, agresivos y han pervertido el sentido del sexo. Algunos tendrían familia  constituida. Otros padecerían desórdenes mentales.

Manipulan sus propias conciencias usando excusas o racionalizaciones, como por ejemplo, pensar que  mirar material pornográfico no daña a nadie; el daño ya estaría hecho por las mafias productoras de este material.

Los adictos a este delito informático dedican cada vez más tiempo y buscan material cada vez más transgresor. Intercambian materiales con otros adictos, forman sus propias colecciones y suelen acabar convirtiéndose en productores de estos materiales.

Quizá nos preguntemos por qué el corazón de algunos seres humanos se desvía tanto de lo bueno. Dios, que conoce en profundidad el corazón del hombre, lo explica en estos términos: “los necios piensan que no hay Dios: todos se han pervertido, han hecho cosas horribles”. (Salmo 14:1 – La Biblia).

Como no quisieron reconocer a Dios, él los ha abandonado a sus perversos pensamientos, para que hagan lo que no deben.  Están llenos de toda clase de injusticia, perversidad, avaricia y maldad. (Romanos 1: 28 – 29).

 Saben muy bien que Dios ha decretado que quienes hacen estas cosas merecen la muerte; y, sin embargo, las siguen haciendo, y hasta ven con gusto que otros las hagan. (Romanos 1:32 – La Biblia)

Mientras algunos se enorgullecen de vivir en una sociedad  crecientemente secularizada, nosotros creemos que la falta de temor a Dios es la raíz de muchos de los males que hoy enfrenta nuestra comunidad uruguaya.

Quienes así se comportan están necesitados urgentemente del perdón y la liberación de Dios, así como de un nuevo sentido para sus vidas, antes que les alcance el juicio divino que sin dudas merecen.

* Ps. Graciela Gares – Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 hs.

 

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