Las profecías mayas: comentario valorativo – 1

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foto_mayasPor: Álvaro Pandiani

Seguimos con los mayas y sus profecías, y lo hacemos analizando esa insistencia en cubrir a esta civilización con el manto de lo enigmático, bajo el cual subyace una sabiduría y un desarrollo científico superior; el autor citado antes de finalizar la entrega anterior ((www.formarse.com.ar/enigmas/2012)) nos dice: “Por alguna razón, en el auge de su brillante civilización, abandonaron sus ciudades, dejando atrás palacios, observatorios astronómicos, obras de arte, cientos de monumentos y estelas, y desaparecieron. (a) Se dice que quedaron algunos guardianes de sus ciudades estado, y que ellos guardaron los valiosos códices hallados hasta ahora. Sin embargo otro autor, más pragmático pero más coherente desde el punto de vista histórico y social, plantea puntos concretos al decir: “Por mucho tiempo se insistió en que la razón del declive de los principales centros urbanos mayas era un misterio. Sin embargo, la intensa investigación arqueológica… ha puesto de manifiesto algunas de las razones.

En primer lugar, se trataba de pequeños Estados que se hallaban en guerra permanente unos con otros. No es extraño que otros Estados de la región pudieran haber emprendido campañas similares, que habrían dejado arruinadas a varias ciudades. Por otra parte, en esta época tuvo lugar un desajuste climático como consecuencia del fenómeno de El Niño. El clima debió tener graves consecuencias para la agricultura en el Área Maya, como lo tuvo también en las tierras altas del Centro de México” (es.wikipedia.org/wiki/Cultura_maya). Es curioso que, cuando uno lee acerca de aquello que los arqueólogos han hallado sobre esta cultura, tan alabada por los incondicionales de las civilizaciones indígenas americanas, y por el supuesto legado de conocimiento superlativo que dejaron para los entendidos e iniciados, se encuentra con la descripción de una sociedad fuertemente estratificada, dominada por una oligarquía de sacerdotes y guerreros que disfrutaban riquezas y comodidades producidas por una masa de trabajo que vivía en marcada pobreza material; esa civilización, dividida en Ciudades – Estado, vivía en casi constante guerra unos con otros, pudiendo ser esa una de las causas de su declive.

Por lo tanto, los mayas pueden haber vivido un proceso de decadencia de su cultura, un retroceso a la barbarie, similar al que sufrieron los pueblos de Europa tras la caída del Imperio Romano. Hoy nos dicen que los mayas eran excelentes astrónomos, al punto que, basándose en la observación simple, crearon un calendario aparentemente muy exacto. “Sus ciudades… tal vez guardaban más secretos que se han perdido, pero en piedras esculpidas en bajorrelieve, comienza a aparecer una historia asombrosa en donde encontramos un calendario que abruptamente, finaliza luego de una cuenta de 25.000 años, justamente en el cambio de nuestro milenio” (www.formarse.com.ar/enigmas/2012). De ser cierta esta afirmación, tal logro los pondría a la altura de los antiguos astrónomos griegos, egipcios, o chinos; incluso, tal vez hayan sido mejores. No es imposible, ni exagerado afirmar tal cosa; después de todo, todos se basaban en la observación simple, y el hecho de que fueran culturas indígenas americanas prehispánicas no implica que tuvieran cerebros de segunda categoría. El problema viene cuando los amantes de lo esotérico agregan afirmaciones exageradas e increíbles, cuyo objetivo parece ser ponderar culturas que en el pasado tuvieron un gran esplendor, pero en el mundo moderno son minorías discriminadas, al tiempo que gloriarse (quienes tal afirman) como poseedores de los conocimientos superiores ocultos heredados de tales civilizaciones. Por ejemplo: “La comprensión maya del tiempo, las estaciones, y ciclos han demostrado que es inmenso y sofisticado. El maya comprende 17 calendarios diferentes, algunos de ellos que trazan el tiempo con precisión sobre un palmo de más de diez millones de años (www.bibliotecapleyades.net/…/esp_tzolkinmaya10.htm); (énfasis mío).

La reivindicación frente a la segregación y el menosprecio de la cultura y sabiduría indígena por parte del mundo moderno, representado sobre todo por las potencias del primer mundo (notoriamente los Estados Unidos), sale claramente en afirmaciones como la siguiente: “Estas injusticias empezaron hace quinientos años y continúan a este mismo día en toda América. Las Guerras indias nunca han acabado… los poseedores de poder en el mundo desarrollado ven como requisito necesario destruir a las gentes indígenas, o por lo menos destruir su cultura, porque ellos no son ‘consumidores‘. El Sueño americano está construido a costa del Tercer Mundo” (op. cit.). Este alegato, teñido de conciencia social tercermundista, impregnado de espíritu posmoderno de reparación hacia el indígena, en el que se entrevé algo de retórica marxista contra el imperialismo norteamericano, y seguramente justo en muchos aspectos, no escapa a la contaminación por una suerte de intento de rehabilitar las viejas creencias paganas de los indios, en una mixtura de astrología aborigen con la proveniente de otras fuentes. Sigue diciendo el autor de este artículo: “Los calendarios mayas son objeto de intenso interés para muchos miles de las personas, porque se enfocan como momento decisivo en la del 21 de diciembre del 2012. Se dice que todo cambia para entonces”. Y afirma además: “Los guardianes del tiempo mayas ven el 21 de diciembre de 2012 como fecha de renacimiento, la salida del Mundo del Quinto Sol. Será la salida de una nueva era que resulta de— y está significada por— el cruce meridiano solar del ecuador galáctico, y la tierra que se alinea a si misma con el centro de la galaxia. A la salida del sol el 21 de diciembre de 2012—por primera vez en 26,000 años— el Sol sube en conjunto a la intersección de la Vía Láctea y el plano de la eclíptica, describiendo en el cielo una gran cruz de estrellas y planetas. Esta cruz cósmica es considerada una encarnación del Árbol Sagrado, El Árbol de la Vida — un árbol recordado en todas las tradiciones espirituales de todo el mundo. Algunos observadores dicen que esta alineación con el corazón de la galaxia en 2012 abrirá un canal para que fluya la energía cósmica a través de la tierra, limpiándola y todos lo que moran en ella, levantando a todo y a todos a un nivel más alto de vibración”.

Astronomía mezclada con astrología, creencias primitivas amerindias, y hasta una cruz cósmica localizada en el cielo, conforman un sincretismo fantástico, en el que no obstante muchas de estas personas creen y ponen su esperanza, en la expectativa escatológica por un cambio en la situación del mundo, que pasará de la destrucción medioambiental, caos social, guerras, y cambios actuales, a una nueva era cuando comienza la paz, y las personas vivirán en armonía con la Madre Tierra. Todo lo que, según el artículo, fue predicho por las “matemáticas” (leamos: astrología) de los mayas. Ahora bien, no es sorprendente esta reivindicación social, cultural y étnica de un pueblo indígena americano, unida al regreso de creencias religiosas paganas precolombinas, que nunca desaparecieron del todo, sino que sobrevivieron a medias ocultas, en una sincrética mixtura con el catolicismo romano. Los cristianos debemos reconocer las causas de esto, pues las conocemos bien: la forma como llegó el evangelio a las tierras amerindias, y el modo en que fueron “evangelizados” los pueblos indígenas por los conquistadores españoles y portugueses. La forma y el modo fueron la conquista por el poderío de un armamento superior; esclavización, explotación y destrucción cultural por la imposición de una cultura foránea, más estructurada quizás, pero sobre todo apoyada por la razón de la fuerza y el argumento de la superioridad, en cuyo argumento vino enrabada la religión cristiana como parte integrante de la nueva civilización que se impuso al indio sometido.

El historiador y teólogo latinoamericano Justo L. González es más específico al respecto, cuando al comentar la historia de la conquista y cristianización de la América hispánica dice: “La historia que acabamos de narrar es a la vez impresionante y triste… Triste, por cuanto en aquel encuentro se destruyeron poblaciones enteras y ricas culturas. Triste, por cuanto quienes tal hicieron no parecen haberse percatado siquiera del enorme crimen que se cometía. Y triste sobre todo porque esto se hizo en nombre de la cruz de Cristo… Lo que sucedió en ese siglo XVI fue que aquella cristiandad occidental, convencida de su superioridad por su fe cristiana, sus caballos y sus armas de fuego, se creyó llamada a imponer su civilización por doquier. Y ese llamado, como tan frecuentemente sucede, sirvió a la vez de excusa para la más crasa explotación” (La Cruz y la Espada. Historia del Cristianismo. Editorial Unilit; Miami, 1994; Tomo 2, Pág. 251-2). Tras esto, durante quinientos años los blancos criollos dominaron el universo político, social, económico y religioso de América Latina; incluso, usaron a los indígenas en sus luchas de independencia contra las potencias coloniales europeas, para luego deshacerse de ellos confinándolos en reservaciones, o aniquilándolos, como fue el caso de la nación charrúa en Uruguay.

No es de extrañar entonces que, luego de tales cinco siglos, llegado estos tiempos posmodernos de vindicación de los pueblos indígenas sometidos, la reacción contra el poder establecido incluya, en muchos casos, a la fe cristiana, identificada no solo como la religión del blanco dominante, sino como la ideología religiosa que colaboró en la dominación. En esta identificación y en esta reacción de rechazo del cristianismo, bien poco se interpone el recuerdo de aquellos escasos hombres que, desde los albores de la colonización, lucharon a favor de los derechos de los indios (De Las Casas, Montesinos). Los cristianos actuales debemos reflexionar profundamente sobre las atrocidades  registradas por la historia de la Iglesia, en sus distintas ramas (no solo en el catolicismo romano, aunque éste se lleva todos los premios). Ese pasado no nos condena, porque no somos personalmente responsables de aquellas monstruosidades, pero sí puede estigmatizarnos al ser vistos como personas que, conociendo la negra historia de la Iglesia, nos hemos unido a tal Institución. Por eso es necesario que prediquemos a esta generación que busca la fe y la espiritualidad en oráculos antiguos y profecías fantásticas de un paganismo indígena remoto y avasallado, pero no desaparecido, la auténtica fe de Jesucristo, la que surge de los evangelios, de las páginas del Nuevo Testamento, de los hechos y enseñanzas del Jesús histórico, el Cristo de Dios y Salvador del mundo.

(Extractado y condensado del artículo 2012, publicado en iglesiaenmarcha.net en julio de 2009)

*Dr. Alvaro Pandiani: Columnista de la programación de RTM UY en Radio Rural – 610 AM los días martes a las 21:00 hs. en el espacio “Diálogos a Contramano”.

4 Comments

  1. andres dice:

    “Ese pasado no nos condena, porque no somos personalmente responsables de aquellas monstruosidades, pero sí puede estigmatizarnos al ser vistos como personas que, conociendo la negra historia de la Iglesia, nos hemos unido a tal Institución”.¿será este uno de los argumentos a ser utilizados antes del regreso de Cristo, cuando seremos odiados de todas las naciones por causa de su nombre?
    La Gran Babilonia: Salid de ella pueblo mio, para que no seais partícipes de sus plagas.

  2. Carlos dice:

    Excelente artículo, comparto su contenido y me alegra enormemente que se le salga al cruce de estos temas, máxime cuando mucha gente – bien intencionada- a “comprado” con honestidad e ingenuidad esta lógica de Diciembre 2012.
    Quiero expresar que tengo un matiz con el Dr. Pandiani cuando dice: “Ese pasado no nos condena, porque no somos personalmente responsables de aquellas monstruosidades, pero sí puede estigmatizarnos al ser vistos como personas que, conociendo la negra historia de la Iglesia, nos hemos unido a tal Institución”. Si, está claro que seremos estigmatizados por ello y creo que para revertir esa situación habría que exponer en forma permanente todo el daño que se hizo el debería ser acompañado de un total reconocimiento de la infamia.

  3. Ester dice:

    HAY QUE PONER CADA TEMA EN SU JUSTO LUGAR. SEPARAR LAS AGUAS. UNA COSA SON LOS HECHOS, LA HISTORIA OTRA RENDIR CULTO .
    Y ESO ES LO QUE SE ESTA HACIENDO AQUI Y ES MUY BUENO . GRACIAS

  4. Ester dice:

    Conocer , estudiar acerca de mayas, incas, aztecas y otros pueblos que poblaron la América indígena es conocer nuestro pasado como Latinoamericanos. Estos pueblos construyeron :literatura, política, filosofía, arte, ciencia, astronomía , astrología,etc. Como otros pueblos construyeron sus creencias, cosmologías e interpretaciones. el conocimiento de estos pueblos puede hacerse desde una “historia positivista” que narra, cuenta hechos, fechas, eventos de un modo lineal. Existe otra vertiente histórica mas de corte crítico que se posiciona desde una ideología por ejemplo el marxismo y desde ese lugar analiza esa cultura y sus construcciones.

    Sin lugar a duda la historia puede contarse desde diferentes ángulos, no excluyentes si complementarios.Una cosa es conocer , historiar otrar cree en sus creencias y rendir culto. Ese es otro tema.Es bueno reivindicar y es justo reivindicar nuestra historia.

    Com cristianos no creemos en sus creencias, si debemos respetarlas porque nosotros queremos ser respetados.

    ME PARECE EXCELENTE EL TRATAMIENTO Y EL ESCLARECER ESTAS TEMATICAS QUE LLEVAN A CONFUSION. El ser humano busca y busca algo que le satisfaga y responda a esa espirtualidad.

    En cuanto al conquistador sin lugar a dudas avasalló , adoctrinó pero no evangelizó en el sentido bíblico, de acuerdo a los evangelios. Claro que se dejó llevar por el ansia de poder, de dominio y de explotación;esto opacó el verdadero significado de la evangelización. el conquistador dio lugar a lo humano y no a lo espiritual tal cual se desprende de la Biblia.

    Vuelvo a repetir excelente se traten temas a in de evitar que se caiga en el error.

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