La sepultura vicaria

Lectura: Juan 19:14-42

«Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo» v. 41

Permítame compartir con usted la noticia de vida eterna. Porque es cierto que la muerte es inevitable, pero debemos saber que Dios ya proveyó un sustituto, uno que dio su vida en lugar del pecador. Donde Jesús murió había un huerto y ahí fue sepultado nuestro sufriente Salvador, nuestro segundo Adán. Porque el primero murió en el huerto del Edén pero fue expulsado. Pero el segundo, el Hijo de Dios, en otro huerto fue muerto y sepultado para dar fruto. Al tercer día resucitó para nuestra salvación, levantado por Dios para nuestra justificación.

Fue en un “jardín” donde el primer Adán sembró la semilla que emitió la muerte. Así que aquí, también en un “jardín” se sembró la semilla que daría mucho fruto en la vida inmortal. Cristo estaba puesto de tal manera, donde no se había puesto a nadie, de modo que pudiera parecer ciertamente que fue él, y no otro, el que murió para el perdón de nuestros pecados. Quien también resucitó para darnos justicia perfecta y quien después traspasó los cielos sentándose a la diestra del trono de la Majestad en los cielos como nuestro gran sumo sacerdote, por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

Francisco Pintos, Paraguay

El grano de trigo no produce nada, a menos que caiga en la tierra y muera. Y si muere, da una cosecha abundante.

Meditación publicada en el libro devocional de RTM Alimento para el Alma – volumen 16, para conseguir una copia de la edición impresa visítenos en Soriano 1335 (Montevideo, Uruguay) o en su librería cristiana más cercana.