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“La palabra de Dios vive, es poderosa y tiene más filo que cualquier espada de dos filos, penetra tan profundo que divide el alma y el espíritu, las coyunturas y los huesos; entra tan profundo en nosotros que juzga los pensamientos y sentimientos de nuestro corazón”. v.12
De la misma manera que Dios es eterno, omnisciente, omnipresente y omnipotente, así es Su Palabra. Por ello es prohibido añadirle o quitarle. Y esa Palabra no es sólo para citarla, sino para vivirla y lo que practiquemos de ella, comuniquémosla hoy, pues mañana puede ser demasiado tarde. Las formas culturales sugieren que el ser humano entre más ocupado esté es lo mejor, pero la persona vale en primer lugar por lo que es y no sólo por lo que hace, por ello Dios dice a Samuel en el proceso de seleccionar líder: 1° Samuel 16:7 “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”.
Necesitamos volver a Dios de acuerdo a Su Palabra y no de acuerdo a lo que el ser humano dice acerca de la Palabra de Dios. Él está esperando del lector que vuelva a la Palabra personalmente porque de esa manera podemos saber lo que Dios quiere de cada uno y está esperando por ello, no porque nos necesite sino porque nos ama. Si le obedecemos él hará en nosotros y a través de nosotros lo extraordinario que se necesita hoy.
Héctor González García, Colombia