Esperando en Él
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LECTURA BÍBLICA: JUAN 8:42 – 45
“Vosotros sois de vuestro padre el diablo porque es mentiroso y padre de mentira.” v.44
¿Cuánto cuesta esa camisa? preguntó Fulano de Tal al dependiente de una tienda. Al escuchar el precio y sentirlo muy caro y fuera de su alcance, Fulanito, no queriendo verse como un perdedor, dice: “apártemelo y regreso pronto para llevarlo”, sabiendo que mentía pues no lo iba a hacer. ¿Alguna vez has mentido así? En mi país ya se ha convertido hasta en una mentira estereotipada.
Mentir es decir intencionalmente lo opuesto a lo que es verdad o cierto. Ahora bien, ¿Por qué mentimos? Mentimos porque no queremos quedar mal con alguien y así evadir una responsabilidad o compromiso. Mentimos porque queremos aparentar algo que no somos.
Mentimos para librarnos de las consecuencias de un acto que cometimos y que sabemos estuvo mal. Mentimos hasta para conseguir algo que creemos diciendo la verdad, jamás lo obtendremos.
Y quizá la razón más simple por la que mentimos es por lo fácil que resulta hacerlo. Sin embargo, esa liviandad con la que tomamos el acto de mentir, nos hace convictos ante Dios de algo que Él no toma tan a la ligera.
El Señor Jesús, en un momento de dura confrontación con los religiosos de su época, les recriminó su dureza para creer en Él y en la palabra que les hablaba demostrando así, que no amaban a Dios y la verdad, sino que evidenciaban una conducta satánica de mentira.
Esto es fuerte, porque nos deja en claro quién es el origen de la mentira: Satanás, y que hacerlo, es ser sus hijos.
Por eso, entonces, dejemos de mentir sabiendo lo serio que es ante Dios.
Evert Monroy, Honduras
Desechemos la mentira radicalmente
