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LECTURA: MATEO 13:1-9; 18-23
“El que fue sembrado en buena tierra este es el que oye y entiende y da fruto.” v.23
Un proceso necesario para que las plantas puedan producir sus alimentos es la fotosíntesis. Esta función es vital para nutrir a las plantas, ya que por medio de ella las plantas se alimentan, crecen y producen frutos. Un elemento esencial para que esto se lleve a cabo es la luz del sol. Sin la luz solar no se podría efectuar este proceso y, por ende, las plantas no podrían seguir viviendo pues no habría fotosíntesis.
En la parábola del sembrador, Jesús narra sobre la semilla que cayó sobre diferentes terrenos y uno de ellos fue en los pedregales. Esta semilla brotó y permaneció por un tiempo, y en el evangelio de Lucas, nos dice que salido el sol se secó por no tener raíz profunda. El mismo Señor, nos explica lo que significa la parábola y, cuando habla sobre la semilla que cayó en los pedregales, nos dice que son los que oyen y creen por algún tiempo y en el tiempo de la prueba se apartan. Entendemos entonces que el sol representa aquí a las pruebas. Debemos tener sumo gozo en las pruebas. Si entendemos correctamente las pruebas, nos ayudarán a crecer espiritualmente.
Así como el sol es necesario para la alimentación, crecimiento y producción de frutos en las plantas, así también las pruebas son necesarias para nuestro crecimiento espiritual. El sol debía ser el alimento de la semilla, pero ésta se secó porque no tenía raíz; del mismo modo, para que las pruebas sirvan para nuestro crecimiento debemos tener la raíz de la palabra de Dios en nuestro corazón.
Eduardo Alfaro, Perú
Las pruebas ayudan a crecer espiritualmente
