Generación de cristal

Por: Ps. Graciela Gares*

Parte 1:

Parte 2:

Parte 3:

Se define una generación como un colectivo de personas que nace y vive en una misma época o ciclo histórico, y es sujeto pasivo y/o activo de las transformaciones que ocurren en ese período de tiempo. Tal grupo humano estará sujeto a los mismos avatares culturales, sociales, históricos y esto los determinará en alguna medida. La generación a la que pertenecemos en cierta manera talla nuestro carácter y personalidad, definiendo una forma de relacionarnos y de encarar la existencia. No interpretar y no comprender la conducta de un individuo en el contexto de su generación, puede llevarnos a una difícil convivencia con el mismo, al configurarse una brecha generacional.

Lo vivido nos moldea, cambia nuestra mirada y comportamiento, así como altera la percepción de nuestras necesidades. A vía de ejemplo, la generación de nuestros abuelos inmigrantes o hijos de inmigrantes que vivieron privaciones y necesidades, era una generación proclive a guardar, reciclar y no desperdiciar ni tirar nada. No se puede igualar a quienes nacieron en épocas de prosperidad y bonanza económica con los nacidos en tiempos de escasez. A las generaciones nacidas en época de bonanza o de “vacas gordas” les costará mucho ahorrar y valorar lo que poseen. Asimismo, no es lo mismo haber nacido y crecido antes de la pandemia del coronavirus, que haber llegado al planeta después de esa catástrofe.

Igual sucede con quienes nacieron y vivieron antes de las dos guerras mundiales respecto de las generaciones de pos-guerra. Éstas últimas conocieron el dolor de las pérdidas y en época de paz se volvieron amantes de su trabajo y sus familias, como pilares de sus vidas. Las “generaciones” son clasificaciones de la humanidad, construidas por antropólogos y sociólogos a fin de identificar características individuales y colectivas de los seres humanos, a efectos del estudio de las sociedades. A su vez, las marcas comerciales se valen de tales clasificaciones para identificar audiencias y ofrecerles productos o servicios.

En una rápida reseña:
Generación silenciosa o niños de la posguerra: nacidos entre 1930 y 1948. Presenciaron conflictos bélicos. Aprendieron a vivir en austeridad.

Baby Boom: (1949 – 1968). Vivieron la paz y subsecuente explosión demográfica luego de la segunda guerra mundial. Pautados por la ambición.

Generación X: (1969 -1980). Inmigrantes digitales. Disfrutaron los cambios a nivel musical de los años 80. Obsesionados por el éxito. Tienen a la tecnología sólo como herramienta de trabajo ya que no nacieron con ella ni con las redes sociales.

Y – Milennials: (1981 – 1993). Nativos digitales. Vivieron el inicio de la digitalización. Experimentaron frustraciones con la educación recibida (vivida como sobreprotectora), con su impaciencia de quererlo todo ya, con el mundo laboral puesto que no admiten realizar un
trabajo cualquiera.

Z – Centennials: (1994 – 2012). Iniciaron sus vidas en plena expansión masiva de internet. Caracterizados por la irreverencia.

Generación Alpha: nacidos a partir del año 2013.

Generación Z o “de cristal”

Nos enfocaremos en la “generación de cristal”, título por demás sugerente. Habla de algo frágil, con riesgo de ruptura, que debe ser tratado con precaución, muy delicado. Así se está denominando a todos los nacidos en torno al año 2000 cuyas edades hoy oscilan alrededor de los 20 años. Son hijos de individuos pertenecientes a la Generación “X”, personas que sufrieron carencias y fueron objeto de una educación estricta o severa. Por ello, trabajan mucho para que nada falte a sus hijos hoy. Suelen decir “No quiero tratar a mi hijo como me trataron a mi” o “Quiero darle a mi hijo todo lo que no tuve”. Por ello, les educan con menos límites y menor rigor disciplinario.

Entre las principales características que comparten los jóvenes que pertenecen a la Generación “Z” o de “Cristal” tenemos:
• Nacieron en un mundo muy tecnologizado, por lo que desarrollan su vida en el contexto de
internet y las redes sociales, donde se conectan, generan amistades, romances, se informan o buscan trabajo. Esa es “su realidad”.
• Tienen alta sensibilidad por lo audiovisual. Suelen ser muy creativos.
• Sensibles y frágiles emocionalmente y con muy baja tolerancia a la frustración. Sensibles al rechazo y a la crítica.
• Son altamente demandantes. Cuestionadores. 
• Prestan atención por períodos de tiempo muy cortos; algunos segundos solamente. Luego se distraen. No obstante, pasan un promedio de 8 hs. online al día.
• Se frustran y deprimen fácilmente cuando no consiguen lo que desean. Les fatiga esforzarse y les motiva recibir premios y recompensas. Evaden sufrir ya que no le ven sentido al sufrimiento.
• Elijen enviar mensajes de texto antes que hablar cara a cara.
• Constituyen el 25 % de la población mundial.
• Se embanderan y protestan a través de las redes sociales y a veces muy activamente contra
injusticias como el racismo, la misoginia, contaminación ambiental, violencia de género,
discriminaciones o en defensa de los animales. Pero parecen indiferentes ante el crimen del
aborto, la eutanasia o el descuido del anciano.
• Criados con disciplina menos rigurosa y principios más laxos o diluidos, con menos imposición de responsabilidades (padres que cuestionan a los docentes en lugar de disciplinar a sus hijos), son más hábiles para reclamar derechos que para reconocer sus obligaciones.
• Suelen mostrarse más solidarios con los animales que con su prójimo que no integra su grupo de amigos o con los bebés por nacer que son objeto de abortos.
• A menudo su mala conducta es excusada por madre o padre en función de alguna
circunstancia adversa; por ejemplo: “el papá nos abandonó”.
• Su fragilidad emocional les torna fácil presa de la oferta de drogas como escape o evasión del dolor y su muy precario control de impulsos los acerca al riesgo de suicidio muy a menudo.
• Una identidad poco afirmada les lleva a tatuarse el cuerpo como forma de trasmitir lo que no logran comunicar con palabras.
• Suelen presentar una identidad sexual confusa, si provienen de hogares con disfuncionalidad marcada.
• Su relación con las autoridades, normas o límites no es satisfactoria. Su conducta es a menudo transgresora. ¿Cómo cumplirán las normas de Dios si no han cumplido las de su padre biológico?

¿Habla la Biblia de las generaciones? Sí.

El término “generación” aparece repetidas veces en el texto bíblico, a veces como sinónimo de una era, edad o siglo, como gente que comparte un mismo tiempo histórico: “generación va, generación viene; más la Tierra siempre permanece” (Eclesiastés 1:4).

Pero otras veces alude a personas que comparten una misma conducta, muchas veces
negativa:
“generación contumaz y rebelde” (Salmos 78:8)
“hijos rebeldes, generación mentirosa”, en palabras de Isaías 57:4
“generación mala y adúltera” (Mateo 12:39)
“generación de víboras” que huyen de la ira venidera, decía Juan el Bautista (Lucas 3:7).

Pero otras conductas generaciones son señaladas como positivas, cuando refiere a “generación de los que buscan tu rostro, oh Dios” (Salmos 24:6) y la multitud de personas que ha confiado en Cristo para la salvación de su alma: “y su generación ¿Quién la contará?” (Hechos 8:33). Es decir, que es posible identificarse y ser parte de una generación que comparte un mismo proceder por elección, según estos casos bíblicos.

¿Cómo hablarles de Jesús a la generación de los centennials?

El evangelista juvenil Jack Wyrtzen ha dicho que “cada generación es responsable de alcanzar su generación para Cristo”. “La Palabra del Señor permanece para siempre” (1 Pedro 1:25) pero al cambiar las generaciones es preciso que adaptemos el lenguaje a fin de que llegue a toda criatura. Cambiar el lenguaje sin cambiar el mensaje, es el desafío.
Jesús les habló de “pesca” a hombres “pescadores” de peces, y se presentó como el buen pastor y su redil de ovejas (Juan 10) sabiendo que estaba en una cultura pastoril.

¿Cuáles son las necesidades del corazón de los centennials? Necesitan paternidad pues muchos han crecido en hogares rotos. Les hace falta identidad, pues la ausencia de padre les ha privado de la afirmación que todo progenitor varón debe dar a sus hijos e hijas. Necesitan seguridad. Necesitan tener un objeto de fe.

¿Cuáles son sus temas de interés? Les afecta el ciberbullying, el acoso entre pares, la violencia, el inicio precoz de los contactos sexuales.

¿Qué tenemos para decirles al respecto? Que en Dios encontrarán el Padre que añoran, que no falla, que no abandona, que ama incondicionalmente. Que son aceptados incondicionalmente por Él pues todos somos portadores de Su imagen (esto nos da identidad) y Él se deleita en amarnos.

Fortalecidos en Dios hallarán sabiduría y protección para enfrentar las adversidades que satanás haga aparecer en sus caminos, ya sea bullying, acoso o cualquier otra hostilidad. Su fragilidad emocional requiere que les repitamos una y otra vez el mensaje de esperanza, confianza y amor divino, para que opten por afirmarse sobre la Roca eterna: “Confíen siempre en el SEÑOR, porque el SEÑOR DIOS es la Roca eterna.” (Isaías 26: 4)

Mientras deambulan por internet es preciso que los centennials hallen espacios digitales donde el mensaje de Jesús les salga al encuentro. Debemos usar Youtube, Facebook, Tik Tok e Instagram para conectarnos con ellos, con el mensaje alegre acerca del interés de Dios por ellos. Millenials y Centennials son muy críticos y dicen ver hipocresía en las religiones por lo que muchos se alejan de lo religioso. Podrán creer a nuestro mensaje si ven el Evangelio vivido en cada uno de nosotros.

¿Qué le diría el escritor de Eclesiastés a la presente “Generación de Cristal”?
“No dejes que la emoción de la juventud te lleve a olvidarte de tu Creador. Hónralo mientras seas joven, antes de que te pongas viejo y digas: «La vida ya no es agradable». (Eclesiastés 12: 1)

Ps. Graciela Gares – Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 h