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Lectura: Génesis 12:1-8
«Y se fue Abram, como Jehová le dijo» v. 4
Si tuviéramos que hablar de todo lo que significa Abraham, podríamos decir que fue padre y héroe de la fe, amigo de Dios y bendición para todas las familias de la tierra, con sus puntos fuertes y débiles como todos nosotros; pero lo que le hizo ser un siervo usado por el Señor fue su espíritu de fe y obediencia inquebrantables. El ejemplo extremo fue cuando tuvo la orden de matar a su hijo (Génesis 22:1-3). Abraham no era un robot sin sentimientos; amaba a su hijo, pero obedeció.
Lo importante para nosotros hoy es la disposición de corazón en buscar cada día al Señor a través de Su palabra y de la oración. Esto es la garantía de que Dios nos use para su gloria. Dios se reveló en Jesucristo, llamándonos al perdón y a la salvación; y desde el momento que creímos hay una nueva relación con él, un llamamiento a servirle. Nuestra fe y obediencia va abriendo ese camino donde Dios quiere que vayamos.
Recuerdo que cuando me convertí a Jesucristo, a la edad de 18 años, mi deseo era servirle. Le dije que estaba disponible y quería serle útil, y con las carencias y debilidades humanas, ya son 41 años sirviéndole y deseando glorificarle. Podemos decir que Abraham cumplió el propósito para el cuál había sido llamado y su nombre ha quedado en la historia junto a los héroes de la fe. Me gustaría que se me recordara cuando haya partido con el Señor como alguien que trató de seguirle, le buscó y sirvió todos los días de su vida.
José Luis Briones, España