La mega familia de la mega fe – Parte 2
13 noviembre 2018El gran yo soy
15 noviembre 2018Lectura: Lucas 10:33
“…un samaritano…fue movido a misericordia.”v.33
Un pastor conocido mío, me contó cómo su mujer, estando embarazada, bajaba por las escaleras del Metro de Madrid cuando sufrió un desvanecimiento y cayó en las escaleras con fuertes dolores. La gente que pasaba junto a ella, al verla en el suelo pensaba que era una mujer de mala vida o que estaba ebria, y nadie se acercó para preguntarle si estaba mal o necesitaba ayuda; no hubo quién le tendiera una mano para ayudarla y le dieron de lado, dejándola tirada en el rellano de las escaleras del Metro con sus fuertes dolores y sumida en el desamparo.
Esta increíble y triste historia es un reflejo de lo que vive la sociedad en general: cada uno mira por sí mismo sin preocuparse por el prójimo. Corremos tan deprisa que no tenemos tiempo de pararnos y ver si alguien sufre de verdad y necesita que le tendamos una mano de ayuda.
Jesucristo, a diferencia de la sociedad, se acerca a nosotros y no nos deja “tirados” cuando le necesitamos y buscamos. Jesús presenta el ejemplo de la parábola del Buen Samaritano que se acerca al caído, alivia sus heridas con aceite y vino, cuidando de él hasta su pleno restablecimiento (Lucas 10:33 35). La misericordia y compasión de Jesús son un reflejo de su carácter y personalidad.
Las Sagradas Escrituras nos consuelan con estas palabras que expresan la relación que Dios quiere tener con cada uno de nosotros si le buscamos. No importa cuál sea la circunstancia que vivamos, pasemos o nos encontremos, Él está ahí.
José Luis Briones, España