El azote de la piedad

Salvados por su ignorancia
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El_bon_samarità_(1838),_de_Pelegrí_Clavé_i_RoquerPor: Dr. Álvaro Pandiani*

El testimonio de la historia cristiana da fe de cómo el ser humano, bien que creyente y en busca de honrar a Dios, ha torcido y retorcido una y otra vez la sana espiritualidad y relación con el Padre Celestial, tal como Cristo la predicó y mostró en su propia vida, y de acuerdo a lo enseñado por los apóstoles, desarrollando formas de piedad y devoción que numerosas veces rayaron en el fanatismo extremo y delirante, amén de carente del más mínimo apoyo o sustento bíblico, y reprobable tanto desde el punto de vista divino como humano.

Inevitablemente, a lo largo del tiempo la fe y devoción de los cristianos se corrompió una y otra vez con ideas provenientes del paganismo; un paganismo multiforme, manifestado en religiones diversas que en definitiva han expresado – y expresan – el intento del ser humano de acercarse a la Divinidad para conocerla, lograr su concurso en las cosas humanas, obtener su favor o aplacar su ira motivada por los pecados del hombre. Siempre los hombres y mujeres que han desarrollado sistemas religiosos han considerado que el Supremo Creador de todo lo que existe, tanto más grande y sublime cuanto mayor su visión del universo, se interesaba lo suficiente en este pequeño mundo y sus habitantes como para, por lo menos, enfurecerse cuando los mismos no obedecían sus preceptos y mandamientos.

Cabe consignar que el concepto de Dios que expresa la Biblia es sorprendentemente vasto, hasta la infinitud; en palabras de Salomón, el gran rey de Israel: “los cielos, y los cielos de los cielos, no te pueden contener” (1 Reyes 8:27). Imbuidos de esa idea de la grandeza infinita del Dios en el que creían, aquellos antiguos israelitas consideraron que, para ese Dios, el prestar atención a los asuntos humanos constituía casi rebajarse, o disminuirse; pero sin embargo lo hacía: “¿Quién como Jehová, nuestro Dios, que se sienta en las alturas, que se humilla a mirar en el cielo y en la tierra? Él levanta del polvo al pobre y al menesteroso alza de su miseria” (Salmo 113:5 – 7). Llamativamente, en la mayoría de las religiones el amor de la Divinidad por sus criaturas ha ocupado un lugar secundario, en relación al interés casi policial por el cumplimiento de las reglas, y la ira por su incumplimiento por parte de los mortales. Por eso el mensaje inicial del evangelio cristiano, un mensaje de amor de la Divinidad por el ser humano perdido – un amor que llegó al sacrificio del Hijo de Dios por la salvación de todos – resultó tan novedoso y atractivo, de modo que en pocas décadas el cristianismo se había extendido por todo el Imperio Romano. No estamos diciendo que las religiones paganas no incluyeran en su idea de la relación entre la Divinidad y el ser humano el amor de aquella por éste; sí que no era el motivo primordial de los dioses para hacer algo por los hombres, ni era causa fundamental de éstos para adorar a sus dioses. El sacrificio sí era – y es – parte central de la devoción religiosa en la mayoría de los sistemas religiosos, incluido el judaísmo, y también el cristianismo; por abrumadora mayoría, el sacrificio hecho por el adorador para obtener el favor, o aplacar la ira, de la Divinidad. Otra vez, el cristianismo exhibe la originalidad, presente en muy pocos mitos previos, de la Divinidad haciendo el supremo sacrificio a favor de sus criaturas. La originalidad de este concepto y la historicidad de la persona de Jesucristo constituyen la piedra fundamental de la singularidad del cristianismo.

Con todo, con el paso del tiempo la idea del sacrificio ofrecido a la Divinidad para aplacar su ira por los pecados humanos – y apartar el castigo merecido por tales pecados – infiltró la doctrina cristiana, y se incluyó en los dogmas a ser creídos por los fieles. La cristianización sin auténtica conversión y cambio interior tuvo mucho que ver en eso. Los cristianos empezaron a ser enseñados que, presentando ofrendas en los altares de las iglesias cristianas, e incluyendo en sus devociones personales actos de sacrificio, podían agradar a Dios, sosegar la cólera divina, y ser mirados con favor por los ojos que vigilan desde el cielo. En situaciones extremas, como hambrunas, epidemias, reveses militares o debacles económicas, las masas convulsionadas, asustadas y delirantes, llegaron a concebir que era requerido el sacrificio – la ejecución por motivos religiosos – de colectivos enteros, en general minorías de las que se desconfiaba, o a las que se despreciaba. Los cristianos repetidamente olvidaron que sus antepasados espirituales habían sido sindicados por los emperadores y el pueblo de Roma como responsables por plagas y derrotas militares, debido a su negativa a adorar los antiguos dioses romanos, siendo perseguidos y asesinados; olvidaron eso, y buscaron culpables para ofrecer en el altar de la ignorancia del verdadero evangelio de Jesús. Los extranjeros, y sobre todo los judíos, pagaron periódicamente por esa ignorancia pagana y supersticiosa. Pero a lo largo de varios siglos, el ganar el favor de la Divinidad mediante actos personales de sacrificio formó parte del sistema de creencias implantado en la cristiandad; ofrendas – estimuladas por un clero ávido de dinero – peregrinaciones, y otras prácticas de devoción individual, condujeron a generaciones de cristianos nominales a sostener la ilusión de haberse ganado la buena voluntad de Dios. Y en ocasiones, esos actos personales de sacrificio llegaban a extremos atroces y cruentos.

Cuando corría el año 1259 de la era cristiana, la hambruna y las guerras en que estaba sumergida la Europa medieval impulsaron a las masas a creer que había llegado el fin del mundo, profetizado algunas décadas antes por un monje llamado Joaquín de Fiore. Entonces, muchos se lanzaron a recorrer las calles armados con un azote (flagella), con el cual cada devoto se castigaba a sí mismo, convencido de la eficacia sacramental de tal conducta, de que la flagelación purificaría sus almas de todo pecado, para así evitar la ira de Dios y unirse con Cristo. Casi un siglo después, cuando la epidemia de peste negra arrasaba Europa, los flagelantes aparecieron nuevamente, regando las calles con la sangre de las heridas que ellos mismos se infligían. La barbarie llegó a tal extremo, que la propia Iglesia condenó y reprimió estos movimientos espontáneos de piedad popular, los cuales finalmente desaparecieron.

La sana curiosidad que impulsa a muchas personas a tratar de entender, a saber, a conocer el por qué de las cosas, se vuelve urgencia por comprender cuando las circunstancias son adversas y todo va mal, cuando la desgracia o el infortunio golpean sin compasión. Las adversidades son una realidad de la vida, y los cristianos nos vemos enfrentados a las mismas, como toda persona. Y también buscamos un por qué. Bien que nos gusta que nos digan que Dios nos librará, y lo hará “ya”, de todo padecimiento y prueba, también nos preguntamos el por qué de dicha prueba, sobre todo cuando el sufrimiento se prolonga en el tiempo. Además, nuestro concepto de Dios como Todopoderoso implica creer que Él está al control de todo, que nada se le escapa. Por lo tanto, si algo va mal en nuestra vida, salud, familia, iglesia, consideramos que debe haber un por qué.

El problema, muy común entre los cristianos evangélicos, es cuando ese por qué de las adversidades que Dios permitió en nuestra vida – lo que sucede, sucede porque Dios lo permitió, pues Él está al control de todo, y nada se le escapa – se busca exclusivamente en culpas y pecados que uno ha de haber cometido, y no confesó, ni se arrepintió ni se apartó; en otras palabras, podemos incurrir en el error de autoflagelarnos por pecados imaginarios que explican las situaciones difíciles por las que atravesamos. Está muy bien examinarnos a nosotros mismos, como recomienda el apóstol Pablo: “Si…nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados” (1 Corintios 11:31), y tratar de librarnos de los errores ocultos, como rogó el salmista a Dios: “¿Quién puede discernir sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos” (Salmo 19:12); también es correcto, en determinados momentos de nuestra existencia, hacer una completa revisión de vida como Job demostró haber hecho (capítulo 31). Lo que no está nada bien es que, como nuevos flagelantes, incurramos en el error de los amigos de Job, quienes no fueron capaces de imaginar otra explicación – otro por qué – para las desgracias del patriarca, que el pecado que éste ocultaba y se negaba a confesar. Incapaces de comprender que Dios puede tener otros propósitos para permitir que el infortunio caiga sobre sus hijos, interpretaron que nada sino el castigo por el pecado podía dar razón de los padecimientos de Job, y azotaron a su amigo con sus duras acusaciones. Así, indirectamente atribuyeron a Dios un carácter miope y mezquino. Y al final, debieron oír un veredicto paralizante, cuando Dios se dirigió a Elifaz – quizás el más anciano de los tres – y le dijo: “Mi ira se ha encendido contra ti y tus dos compañeros, porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job” (Job 42:7). Pese a la claridad del desenlace del drama de Job, al alcance de todo creyente y de toda persona que lea atentamente y con mente abierta este libro del Antiguo Testamento, persiste esta idea entre cristianos, quienes a su vez la comunican a los no creyentes en sus conversaciones informales, en su testimonio pretendidamente evangelístico, o en sus lamentos por las situaciones difíciles, los reveses y las circunstancias dolorosas que deben atravesar: si sucedió algo malo, si algo salió mal, o se experimentó un fracaso, debe ser castigo por un pecado oculto y no confesado. Así, al dolor del momento se añade el azote de una interpretación en apariencia piadosa, pero errónea, que empequeñece la grandeza de Dios, transformándolo en un simple guardián del recto proceder, o en un policía de la moral, y ese es el Dios que mostramos al resto de las personas, en vez de darles testimonio de un Dios que es amor, y entregó a su Hijo en sacrificio máximo por nuestros pecados, por amor.

Quizás estos nuevos flagelantes, que buscan culpas y pecados propios y ajenos a la hora de explicar las adversidades que a los cristianos también nos toca enfrentar, harían bien en leer los capítulos 38 al 41 del libro de Job, en los cuales Dios finalmente habla con el patriarca. ¡Y qué sorpresa se llevarían al ver que Dios no le da ninguna explicación a Job por haber permitido tales padecimientos! Solamente le hace ver la grandeza de Su obra y la majestad de la Persona Divina, al punto de significar para Job una experiencia de descubrimiento espiritual y revelación personal que sobrepujó cualquier conocimiento previo de Dios.

Buena cosa es, entonces, aflojarle al látigo y ejercitarse en la compasión. Es una vergüenza cuando en los momentos difíciles los mundanos e inconversos son más comprensivos y misericordiosos que los propios hermanos en la fe. Cuántas veces he oído de personas creyentes cómo los de afuera actúan con más compasión que los de adentro de la iglesia, más preocupados estos por “la espiritualidad y el buen testimonio”, que por sanar las heridas y aliviar los dolores del alma. Vivamos, por tanto, el amor fraternal, recordando que Jesús dijo: “Misericordia quiero, y no sacrificio” (Mateo 9:13).

*Dr. Álvaro Pandiani: Columnista de la programación de RTM en el espacio “Diálogos a Contramano” que se emite los días martes, 21:00 hs. por el 610 AM. Además, es escritor, médico internista y profesor universitario.

9 Comments

  1. Álvaro Pandiani dice:

    Para el hermano Luis Curbelo, en el periódico El Puente hay una versión resumida de este artículo, pero la verdad es que no sé en cuál número salió. Averigüe. Cordiales saludos, y bendiciones.

  2. Dra.Iris R.Peña dice:

    Porue ese comentario misericordioso no me lo hicieron antes?ME echron del grupo,ya me di cuenta,me echaron de la residencia universitaria del opus dei cuando tenia 20 años por tener amigos judios y por ir a misa a otras parroquias,asi que esas cosas no digo que no me afecten pero yq estoy habituada,tengo un hijo solo ,he estado siempre sola ,el padre de mi hijo es comunista y cubano y como al el le convenia mas una medica en el extranjero para poder sacarle plata en su momento me hizo echar de Cuba estando embarazada de seis meses.Ocurrio todo en el siglo pasado,pero yo quiero ser aceptada y tener una vida normal normal como todo el mundo y no me gustan que con su lengua me enreden y me traten de amargada.Porque de amargada gracias a Dios no tengo nada.

    • elarrosa dice:

      Estimada Iris: Estamos aprobando su comentario, a pesar que comparte cosas personales que deberían ser procesadas de otra forma pues este es un foro público y abierto literalmente al mundo por el formato que tiene Internet. Del grupo tuvimos que darle de baja porque insistía en no seguir las normas de buen relacionamiento y propósitos del grupo. Si usted está dispuesta a seguir los lineamientos con los que se maneja ese grupo, será bienvenida nuevamente. Tan solo tiene que ir al grupo que está en este enlace: https://www.facebook.com/groups/rtmuruguay y solicitar la reincorporación.

      Le pido que lea lo siguiente en cuanto a la participación en el grupo de FB y si está dispuesta a participar en estas condiciones, no hay problema en reincorporarla. Sin dudas que nos duele mucho todo lo que le ha tocado vivir de manera tan dificil todos estos años, y esto no es solo una frase, porque realmente nos duele lo que le ocurre y lamentamos la falta de misericordia que ha experimentado en su vida. Le animamos a buscar ayuda en algún consejero cristiano o pastor que la pueda guiar en ese sentido. Si necesita referencias en este sentido podemos ayudarle.
      Aquí el texto sobre la participación en el grupo de Facebook:
      Nota del Administrador del Grupo: Este grupo de FB fue creado para enlazar y crear una comunidad entre quienes escuchan y se identifican con los contenidos que produce RTM Uruguay, esperando que los mismos sirvan para edificación, conversación, intercambio e incluso discusión entre los miembros del grupo. Es así que las personas llegan solicitando unirse al grupo o son agregados por algún miembro del mismo. En todos los casos el administrador revisa la solicitud antes de aprobarla. Al día de hoy este grupo tienen 3888 miembros, la casi totalidad de los cuales participa en forma respetuosa y edificante, utilizando este espacio siguiendo las reglas de conducta y etiqueta que se espera en una red social y dentro de las normas de buen relacionamiento cristiano. Sin embargo, a lo largo del tiempo hemos tenido que eliminar a algunos que han solicitado unirse para utilizar el sitio para promocionar productos, servicios y organizaciones ajenos a la tarea de RTM Uruguay, y algunos otros que han querido usar este espacio para generar controversias teológicas o doctrinales e incluso otros han querido usar el grupo para ventilar conflictos particulares y en algún otro caso difamar personas. Luego de advertir a la persona sobre el asunto y al no cambiar su conducta los hemos eliminado.
      Esperamos que el uso de este espacio pueda continuar con el fin para el cual fue creado y agradecemos a todos por contribuir a ello. Dios los bendiga y gracias por ser parte de esta comunidad virtual.

  3. Mariano dice:

    Esteban, ví cuando publicaste este artículo en Facebook, y una persona denunció en un comentario un caso de bullying en un instituto de enseñanza evangélico. Lo leí y ví tu respuesta, pero no me pareció comentar en ese medio, para que no provoque más respuestas de los involucrados y no hechar más leña al fuego.

    Como no conozco el caso concreto, no puedo opinar sobre él. Pero sí permitime algún comentario que tiene que ver con la salud de la Iglesia, con el uso del látigo como decía Pandiani, cuando pasan estas cosas:

    Primero tengamos cuidado que ni este ni ningún colegio evangélico es una iglesia, ni es en sí orgánicamente parte de la Iglesia, aún si todos los involucrados sí lo fueran. Cuando digo que no es una iglesia, no estoy criticando a la institución ni desmereciéndola, ni diciendo que se atribuye a sí misma eso. Simplemente es para recordar que como no es una iglesia, entonces no tiene los privilegios, las facultades ni las exigencias de una iglesia. Así que puede ser difícil aplicar criterios de iglesia para su funcionamiento.

    Ese colegio sí es una institución educativa, por lo tanto el protocolo a seguir es en primer lugar el que impone el estado (Romanos 13:1), el que aconseje ANEP/CES, etc. Hay algo sobre el tema en por ejemplo en http://www.uruguayeduca.edu.uy/Userfiles/P0001/File/Mapa_de_Ruta_Maltrato_Infantil.pdf

    Ahora, para los que estamos por fuera del caso, supongamos que eso pasa bajo nuestra supervisión -o estamos involucrados- y ya cumplimos con lo que nos exige el estado. La pregunta siguiente es: ¿Qué pasa entonces si también queremos también darle un abordaje bíblico?

    Si es así, primero hay que evaluar el caso. Una cosa es si el (presunto) agresor es cristiano o no, si la (presunta) víctima es cristiano o no. Cuando digo cristiano, hablo de personas regeneradas, nacidas de nuevo, etc., no sólo que sean del “ámbito iglesia” o del “medio evangélico”.

    * Si ambos son cristianos, además del abordaje necesario que nos pone el estado, se puede hablar de reconciliación entre hnos.
    * Si el supuesto agresor es cristiano y la víctima no, es otro abordaje desde la Escritura.
    * Si el supuesto agresor no es cristiano, y la víctima sí, es otro abordaje diferente.

    En definitiva, la Escritura nos habla de conflictos entre ovejas redimidas por la gracia de Dios y aún con su viejo hombre adentro. Y nos da una respuesta bíblica. Pero también deja la puerta abierta para conflictos entre ovejas y cabras (o entre trigo y cizaña). En estos casos si bien la respuesta de la Escritura no es radicalmente distinta (Mateo 5:44), sí es diferente (2 Timoteo 3:1-5).

    Queda claro que bíblicamente en todos los casos el perdón del cristiano agredido al sujeto agresor será necesario (Mateo 6:14-15), la reconciliación si es posible será deseable (Romanos 12:18) y la restauración de los creyentes involucrados será algo para trabajar (Gálatas 6:1-2).

    Pero tengamos cuidado con el enfoque “terapéutico forzado” que está tan de moda -ahora sí hablando de iglesias- donde el foco está sobre el agredido y las altas expectativas que se ponen sobre él. Pasa en algunas iglesias en casos de adulterio, violencia doméstica, abuso sexual, etc. Muchas veces la preocupación y el foco de las autoridades (Mateo 23:4) está en que el agredido “perdone” y “siga adelante”. Y a veces el principal deseo es “preservar el estado de las cosas” o evitar el escándalo (Mateo 23:27).

    Visto desde el mundo, y a veces con razón, lo que se está haciendo no es traer el problema a la luz, sino barrer debajo de la alfombra. Repito, no estoy hablando del caso, sinceramente no lo conozco.

    No digo tampoco que no se siguieron estas pautas, solo las menciono por si nos toca a otros un día ver algo así, juzgarlo o apagar un incendio de éstos. El Señor nos guíe, siempre necesitaremos su ayuda, y aún por doloroso que sea, ver Su propósito detrás de los problemas. Un abrazo, y Dios los siga bendiciendo.

    • elarrosa dice:

      Gracias Mariano, es de recibo tu comentario. Pero a su vez, es también cierto que ambas partes son miembros de iglesias cristianas evangélicas segun lo declaró ella misma. Así que creo que si bien la institución debe tomar sus recaudos y seguir ese protocolo, los padres de los niños deberían a su vez, como cristianos que son, aplicar las normas de Mateo 18 y seguir este camino antes de terminar aplicando las normas seculares, tratando de seguir todos los pasos propuestos por Cristo antes de tener que recurrir a la autoridad secular, cuando ya se agotó todo lo demás. El conflicto aquí debería haber sido resuelto con la intervención de los padres, puesto que en el momento que esto sucedió por lo que decía la señora sus hijos eran estudiantes de primaria y ahora es licenciado, por lo cual estamos hablando que por lo menos han transcurrido 10 a 15 años del hecho, por lo menos. Por ello, mi recomendación es que se atienda con un profesional o pastor que les de una mano, las raíces de amargura llevan luego a cosas como las que presenciamos, y lamentablemente no son pocas. Te sorpenderías de ver cuánta gente llama para expresar lo que le sucedió cuando eran niños y todavía no lo han podido superar y viven vidas miserables…. Muchas gracias por tu valioso aporte.

  4. miguel dice:

    Muchas gracias hermanos, Dios los bendiga siempre es muy gratificante para la fe el oír, como siempre es también de mi interés este espacio de Diálogos a Contramano. Del tema que les convoca esta semana me gusto la afirmación “- un Amor que llegó al Sacrificio del Hijo de Dios por la salvación de todos -” y ciertamente Jesús dio el verdadero, único y suficiente Sacrificio Válido que Dios aceptó para el Perdón de Nuestros Pecados, si traemos las imágenes del antiguo testamento Jesús es Cordero, es Sumo Sacerdote, es Rey de Reyes; Nuestro Salvador. Sin dejar de perder de vista que la Paga del Pecado es la Muerte. Las imágenes de Job como también la de Jonás no las termino de entender en el nuevo testamento o Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, pero ciertamente revelan que debemos aceptar con humildad la voluntad de Dios. Pero en toda época han existido herejías y siempre la Iglesia de Jesucristo ha tenido que combatirlas. El propio Señor Jesucristo la combatió por ejemplo expulsando con azotes a los cambistas y vendedores del Templo (Jn.2.15) coludidos en la validación del negocio conjunto de Sacrificio Pascual a la hora sexta. Actualmente la religión Santería (magia) como la que se da en Centroamérica; Los cultos sincretistas y danzantes que dan a la Mamacha o madre tierra en Suramérica. Otros modernistas como los diezmos o mega-diezmos, todas en general ofrendas por supuestas bendiciones, motivados incluso en construir la “obra” del Señor, pero con los Anexos en la construcción, como ejemplo el negocio del colegio conforme las políticas del mercado, la casota habitación del predicador, tours de encuentro y estudio por el Mundo, etc. Últimamente he llegado escuchar en una predicación de teología de prosperidad el “dame el pan para todo el año” luego de sonrisas que quitan la seriedad y autenticidad a su oración replican “…para cada día”. En fin yo me atrevería decir que estamos frente al “Auto Azote de la Codicia” que se posiciona confusamente e indistintamente en el uno o en el otro. La codicia maneja dos tenazas para conseguir favores (o estafar) a las personas, uno es la Coima o dádiva que alegra el corazón del coimeado y hasta del coimero ambos corruptos y el otro la Amenaza o extorsión que asusta al que tiene alguna autoridad y anda en corrupción, busca conseguir cosas injustas o corruptas al final ambos autores también son corruptos. Parece ser que el autolesionarse es una actitud de Amenaza y enfermiza para manipular a la persona que él sabe la Ama. Entonces en ninguno de los casos estamos agradando a Dios Persona puro y Santo, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo. Ciertamente Vivamos, por tanto, el amor fraternal al necesitado espiritual o materialmente como señal de misericordia y no tanto la ofrenda como alguna señal de sacrificio, recordando que Jesús dijo: “Misericordia quiero, y no sacrificio” (Mateo 9:13).

  5. miguel dice:

    Hermanos en Cristo, no puedo escuchar ONLINE el programa y/o la programación del día Martes 02 de Junio 2015, muchas gracias por su atención. Dios los colme de bendiciones.

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