¿Diversidad o dualidad sexual?

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20 septiembre 2022
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Por: Ps. Graciela Gares*

Parte 1:

Parte 2:

Nuestro Estado uruguayo, -rigurosamente “laico”-, dio lanzamiento recientemente  al mes de la diversidad sexual, anunciando con bombos y platillos una serie de actividades sociales, culturales y artísticas, para conmemorar a lo largo del mes de setiembre.

La celebración tendrá como punto culminante la marcha de la diversidad, – antes conocida como del orgullo gay -, el último viernes del mes. Este hecho se viene repitiendo, según sus organizadores, desde hace ya 30 años.

Por tanto, los uruguayos  presenciaremos la colocación de luces, banners, pancartas y banderas en edificios públicos, shows musicales, etc., alusivos a tal celebración que suponemos se financian con dineros obtenidos de los impuestos que pagamos.

Ante ello nos preguntamos ¿por qué un Estado o un Gobierno municipal, que no profesa ninguna religión, decide adherir a ideologías, en este caso la ideología de género, tomando sus estandartes e insignias para engalanar la ciudad?

¿Por qué un Estado laico se involucra con los objetivos ideológicos de ciertas comunidades minoritarias del país, mientras no lo ha hecho con otras mayoritarias como la comunidad cristiana de larga trayectoria y aporte a la cultura uruguaya?

Estadísticas no oficiales indicarían que entre el 5 y 10 % de la población mundial se autodefine como homosexual, bisexual o trans-género, en tanto que un 90 % no lo es.

Se anuncia que TV Ciudad trasmitiría en vivo la marcha por la diversidad. ¿Y por qué emplean fondos públicos para ello?

El objetivo esgrimido para toda esta movida es reconocer y fomentar el respeto a los derechos de las comunidades LGBT+, denunciando a la vez las enormes injusticias y violencias que sufren, llámese discriminación, pérdida de trabajo, etc.

Pensamos que para corregir estos extremos injustos bastaría con hacer cumplir en todos sus términos el Art. 8 de la Constitución, donde se establece que todas las personas son iguales ante la Ley, no reconociéndose otra distinción entre ellas, sino la de los talentos o las virtudes.

Quizá haría falta la acción focalizada de un Juzgado especializado en la materia que reciba y procese denuncias de tal naturaleza y aplique las sanciones que correspondan, protegiendo a las víctimas y restableciendo sus derechos ciudadanos.

A todo esto, vale desenmascarar la falacia llamada diversidad sexual.

En efecto, desde que el ser humano habita en el planeta Tierra, los seres que nacen en las maternidades de los centros de salud son anatómicamente varones o mujeres. No corresponde por tanto hablar de diversidad sexual sino de una dualidad.

La diversidad puede observarse en cuanto a las conductas sexuales, no a la biología.

Y aunque parezca obvio, debe decirse que la dualidad sexual que diferencia a hombres de mujeres no es solo a nivel de caracteres físicos externos sino que está impresa en el núcleo de cada célula del organismo, a nivel cromosómico. 

Por ello, es imposible zafar del determinismo biológico, no obstante las promocionadas operaciones de cambio de sexo. Quien nació varón nunca llegará a ser mujer y viceversa.

No existen por tanto más que dos sexos distintos y complementarios, aunque los humanos adoptemos diversidad de conductas en lo sexual.

El texto bíblico nos instruye afirmando que Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza, diseñándolo en dos versiones: varón y mujer (Génesis 1: 27), haciéndoles depositarios a cada uno de un reflejo de virtudes propias de Él.

A lo largo del texto sagrado Dios suele compararse indistintamente, a veces con una madre y en otras con un padre. 

“Como quien es consolado por su madre, así les consolare Yo”.  (Isaías 66:13)

“¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, Yo nunca me olvidaré de ti”, afirma nuestro Creador. (Isaías 49:15)

Podríamos pensar que Dios proyectó en la mujer una semblanza de la ternura y capacidad de contención y consuelo que habita en Su corazón y que Él deseaba que conociéramos y experimentáramos.

Pero apeló a la figura del varón para trasmitirnos  una imagen de Su capacidad de protegernos, liderarnos, asumir riesgos, amarnos sacrificialmente como lo hizo Cristo en la cruz.

“Jehová es varón de guerra.” (Éxodo 15: 3)

“Jehová el fuerte y valiente; Jehová el poderoso en batalla.” (Salmos 24:8)

“El Señor es tu protector”. (Salmos 121: 5)

Satanás siempre instiga al ser humano a rebelarse contra el diseño divino para alejarlo de la bendición.

En las fiestas del “orgullo gay” hay alegría y colorido por fuera pero mucho dolor en sus corazones, angustias, falta de sentido de vida, falta de identidad propia, lo cual a menudo les conduce a perder las ganas de vivir.

Por ello – con preocupación y respeto -, hablamos de diversidad pero diversidad de sufrimientos que transitan las personas con disforia de género o las que viven en conflicto con su biología sexual. Un porcentaje mayoritario de ellos ha sufrido los efectos de pertenecer a una familia disfuncional, de ausencia de padre o padre que no cumplió su rol, abusos sexuales silenciados que desviaron su identidad sexual, traiciones en vínculos afectivos.

Y sobre todo, no han experimentado el intenso amor incondicional que Dios siente por cada uno de ellos, aunque Él no apruebe su conducta si se aparta del diseño original divino.

“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3: 16)

En lugar de renegar del diseño divino de varón o de mujer para nuestras vidas, pidámosle Su ayuda para dejar atrás el pasado y realinearnos con Su propósito por el cual nos hizo nacer con determinada configuración sexual.

¿Y cómo podrían los gobiernos paliar las secuelas de las carencias de amor y contención expresadas en párrafos anteriores?

Creemos oportuno que cada Estado haga lugar a la creación de un Ministerio de Familia, orientado a apoyar y fortalecer la institución familiar, para que ningún niño o niña se vea privado en su infancia de un contexto de cuidados, protección, educación, límites y enseñanza de buenos valores para la vida.

Un ministerio estatal que vele por la estabilidad y fortalecimiento de la familia como matriz básica para la formación integral del niño, desde el punto de vista biológico, psicológico, sexual y espiritual.

Que genere acciones de distinta índole a favor de la estabilidad de la pareja parental, promoviendo apoyos a través de las instituciones de la comunidad para que la célula familiar cumpla a cabalidad sus cometidos y proteja a sus hijos.

Y si eliges clamar a Dios para que colme tus necesidades más profundas, Él promete cambiar tu lamento en baile (Salmos 30: 11 – 12), satisfaciendo definitivamente tus necesidades de amor, aceptación, seguridad y sentido de vida.

*Ps. Graciela Gares – Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 h

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