Cuando la maternidad compite con la realización personal

“Mujeres de Esperanza”
30 abril 2010
“Tierra Firme”
5 mayo 2010
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Por: Ps. Graciela Gares*

El alerta fue disparado por un artículo de la prensa argentina donde se señalaba una nueva tendencia en parejas heterosexuales, menores de 40 años, en la que ambos trabajan y gozan de buen nivel económico y que optan por no tener hijos. Les llaman DINK: double income, no kids (doble ingreso, sin hijos).

Según el periodista redactor de la nota, este fenómeno se observaría por el momento en grandes ciudades y en personas de alto poder adquisitivo, así como elevado nivel educativo universitario.

La franja de edades de las parejas DINK puede oscilar entre los 25 y los 39 años y tienen como su aspiración principal mejorar social y laboralmente.

Puede darse el caso que la mujer se mueva en el ámbito profesional público.

La premisa de estas parejas parecería ser evitar sacrificar su bienestar actual, representado por un alto nivel de vida, la posibilidad de vacaciones en cualquier época del año, de salidas a comer fuera, efectuar compras suntuarias, deportes y disfrute de tiempos de ocio, etc. Ello les impulsa a plantearse que “están bien así como están” (sin hijos).

Todos estamos informados de la tendencia actual a retrasar el inicio de la procreación que se viene dando en los jóvenes, fundamentalmente en quienes estudian y desean obtener primero un título profesional. Ello suele preocupar a la ginecología debido a que existen límites biológicos para concretar esta aspiración y a menudo la postergación excesiva trae complicaciones.

Pero la opción de la renuncia definitiva a la gestación de hijos aparece como más preocupante y plantea por un lado asombro y por otro interrogantes: ¿Se ha depreciado el valor de ser madre en los tiempos actuales? ¿Se vive la maternidad como un escollo a la realización personal de las mujeres? ¿son los hijos un estorbo o una bendición?

Pensamos que todo fenómeno tiene sus causas y por lo general, éstas son variadas y complejas. Podemos considerar aquí algunas de ellas, sin pretender abarcar en su totalidad la situación:

  • Estructuras económicas que dificultan el tener hijos.

Más de una madre que deseó tener muchos hijos, debió contentarse con el número de niños que su condición económica le permitía mantener. Los costos de alimentar, educar y proveer cuidados médicos a cada niño sin dudas que pone límites al deseo y vocación de maternidad de muchas mujeres en las economías post-modernas.

  • Mayores opciones de actividad laboral – incluso pública -, para la mujer.

Ella que antes tenía su campo de acción y realización personal reducido al ámbito hogareño, y en particular a las tareas de la casa y la crianza de los hijos, hoy ha ganado espacios legítimos donde desplegar su potencial intelectual y creativo.

Pero quizá tales espacios no estaban preparados para compaginarse con la vida del hogar y los requerimientos de madre y esposa.

  • Ambientes laborales competitivos e ideales de éxito que alientan el individualismo.

Estas condiciones ejercen mucha presión sobre la mujer y el hombre que trabajan, al punto de alienarlos con la labor o plantearles sobre-exigencias para poder conservar el puesto laboral.

  • Apología de niveles de vida y consumo elevados.

Quienes habitamos en ciudades en los tiempos actuales sufrimos la incesante inducción al consumo de bienes o servicios, -algunos necesarios y otros innecesarios-. Pocos nos hemos planteado hacer un inventario de todo lo innecesario que solemos adquirir y acumular.

  • Menor atractivo de la función materna.

En aquellos casos que se renuncia a la maternidad en pro de alcanzar y mantener un estilo de vida elevado, parecería que la condición de ser madre resultara opacada por otras metas de carácter material o se subordinara a la realización personal.

Las consecuencias que estos cambios de comportamiento social pueden traer aparejados quizá no sean medibles en lo inmediato.

Podríamos de todos modos anticipar que estamos ante una depreciación del potencial exclusivo de la mujer que es ser vehículo del milagro de la vida.

Han cambiado las pautas mediante la cual la mujer intenta definirse socialmente, ya no como madre sino como profesional, actora social, política, etc.

El descenso de la natalidad en las distintas sociedades, está causando problemas en países del primer mundo: escasa fuerza de trabajo, seguridad social sobrecargada, etc.

Los cristianos nos alegramos de tener en Dios parámetros firmes e inconmovibles para evaluar si los cambios sociales van o no en la dirección correcta.

La Biblia afirma que “los hijos que nos nacen son ricas bendiciones del Señor” (Salmo 127:3), y tal afirmación tendrá vigencia mientras existan seres humanos sobre la tierra.

Dios preguntaba a su pueblo a través del profeta Isaías:

“¿Acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo?” (Isaías 49:15), dando a entender que en el concepto de Dios el amor maternal es incomparable respecto a otros afectos.

Por ello, entendemos necesario plantearnos estas reflexiones finales:

Necesitamos volver a considerar la capacidad de procrear como una bendición o regalo de Dios.

Es preciso reconocer y estar en guardia contra los riesgos del individualismo y hedonismo actuales como metas de vida.

Asimismo, reconocemos la cuota de responsabilidad social y política que compete a quienes tienen a su cargo el gobierno de cada nación en la actualidad, pues deben desarrollar políticas públicas que compatibilicen la función procreativa de las mujeres con su desarrollo personal laboral, aliviando las tensiones que ha menudo se generan en la mujer que pretende atender responsabilidades en el hogar y fuera de él.

En aras de aportar ideas quizá pueda considerarse promover el teletrabajo desde el hogar para las madres, considerar jornada laboral diferencial para la madre que cría niños, ofrecer reserva de cargo cuando debe abandonarlo por la crianza y promover cambios culturales para que la tarea del hogar sea compartida entre el hombre y la mujer indistintamente.

Así evitaríamos que los cambios sociales nos aparten del modelo divino para el hogar y nos alejen de la armonía y paz que ese modelo siempre aparejó.

*Ps. Graciela Gares – Columnista de la programación de RTM UY en el 610 AM en el espacio “Tendencias” que se emite los lunes a las 21:00 hs.

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