Atraídos por la ballena azul

La realidad del cielo
9 mayo 2017
Dejando Huellas
10 mayo 2017
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Por: Ps. Graciela Gares*

Parte 1:

Parte 2:

Parte 3:

Parte4:

Las redes sociales se han convertido en las nuevas carreteras de la información, la comunicación y el entretenimiento. Para las actuales generaciones es impensable el mundo sin ellas.

Pero tales redes presentan rincones oscuros, como son los “grupos de la muerte”, donde se hace apología del suicidio. Uno de ellos cobró notoriedad debido a la convocatoria que ha conseguido en la población adolescente de diversos países del planeta. Su nombre de “Ballena azul” evocaría a esos animales acuáticos que se acercan a morir a la costa. Si bien se lo presenta como un juego, no tiene nada de lúdico. Se trata de una serie de desafíos y retos macabros que inducen a quien los practique al sufrimiento, a autolesionarse y por último intentar matarse. De hecho, el número de suicidios adolescentes se estaría incrementando en los países donde tiene seguidores.

El reto virtual de la ballena azul habría sido diseñado por un joven ruso, estudiante de psicología y según varias publicaciones de internet, lo habría hecho para “limpiar la sociedad de personas sin valor” (a su entender). Quisiéramos pensar que se trata de un enajenado mental y no de un perverso.

Existirían diversos grupos de apología del suicidio en internet. Desde tales grupos cerrados se hacen invitaciones a usuarios de distintas redes sociales como el Facebook. Se ingresa (o se es “captado”) al grupo a través de un enlace y se estimula a las víctimas a compartir información personal que más tarde será utilizada para extorsionarles.

Cuando comienza el juego macabro, el adolescente empieza a recibir órdenes diariamente para auto-agredirse. Cada día el reto será diferente: se le ordena efectuarse cortes de la piel con cuchillos, hojas de afeitar o pincharse con alfileres, mirar videos de terror durante largas horas, exponerse a riesgos como subirse a un techo muy alto y pararse en el borde, hacer lo mismo en un puente, caminar por las vías de un tren, escuchar música específica que otros le envían, entrevistarse con tutores o cuidadores vía skipe, y finalmente saltar desde un edificio alto y así suicidarse.

En cada uno de los 50 días que dura el desafío, la víctima (candidato al suicidio) deberá remitir vía whatsapp fotos al administrador o curadores, demostrando que cada orden diaria ha sido ya cumplida.
En esencia, la propuesta consiste en inducir al adolescente a auto lesionarse, asumir conductas riesgosas y tentar la muerte.
¿Cómo puede un joven involucrarse voluntariamente en esto? ¿Es que acaso un adolescente puede buscar su propia muerte?

Lo que a simple vista parece un disparate no lo es tanto para quien comprenda las complejidades de la mente humana o para quienes estén criando adolescentes en estos tiempos post-modernos.

Todos sabemos que niños y adolescentes son sumamente curiosos, pues aprenden explorando el mundo que les rodea. ¡Y cuántas veces en su afán de averiguar y probarlo todo se meten en problemas! Pero no sólo les guía la curiosidad. Los adolescentes sienten también atracción por lo prohibido o peligroso y suelen desafiar las consecuencias, pensando que a ellos no les pasará nada.
Dado que se sienten muy vulnerables y ello les genera malestar, tienden a exponerse a riesgos para probarse a sí mismos o a los demás que no lo son.

Su personalidad, aún inmadura, es fácilmente influenciable, careciendo de un juicio sensato para evaluar las propuestas que reciben.
Tienen estados anímicos con altibajos y lo viven con gran intensidad. Se aburren, se muestran irritables, lloran y se deprimen con facilidad.
Se muestran desconformes consigo mismos, con su físico o con su persona (se ven ineptos, inadecuados sexualmente, feos/as, etc.).
Son impulsivos, por lo que suelen actuar sin pensar exponiéndose a riesgos. Desafían sus propios límites.
En la adolescencia, aún no poseen un concepto claro de lo que es la muerte. Tienden a pensarla como algo difuso. La asocian más bien a la idea de alejarse de una situación intolerable y dormirse. No advierten su carácter irreversible. Por ello, son frecuentes los intentos de suicidio adolescente.

También suelen auto-infligirse heridas o cortes que les causen dolor físico para así aliviar tensiones y dolores emocionales.
El presunto creador de este desafío perverso llamado “Ballena azul”, habría estudiado psicología algunos años y ahora estaría usando lo aprendido para el mal.
Quizá por ello apela a esta franja etárea que es transgresora y fácilmente manipulable. Así también se explica la táctica de impartirles órdenes o directivas al amanecer (4:20 a. m.) alterando el descanso habitual del individuo y logrando sorprender indefensa a la mente del joven, en momentos en que la lucidez estará reducida por la somnolencia.

A su vez, apela a la estrategia de autolesionarse, la cual no es ajena al patrón de conductas adolescente.
¿Y qué decir de la perversión de amenazar con causar daño a la familia del adolescente que intente salir del juego?
Pero no todo adolescente estará en situación igualmente vulnerable ante la amenaza de los “grupos de la muerte”.
Enumeramos a continuación las circunstancias que predisponen a algunos jóvenes a engancharse con tal propuesta:

Estar atravesando situaciones de pérdida o desencanto
Experimentar soledad o aislamiento familiar
Sentir carencia afectiva y de acompañamiento
Estar deprimido o angustiado
Tener baja auto-valía e identidad poco definida
No haber hallado el sentido de su propia vida
Esta población juvenil suele acceder a las redes sociales buscando allí referentes entre los extraños. Se abren a ellos, comparten información personal, quedando luego a merced de ser extorsionados.
Según el protocolo del Ministerio de Salud Pública de Uruguay para la prevención del suicidio adolescente, es preciso prestar atención a los siguientes síntomas:
Cambios en los hábitos de dormir y comer (en más o en menos)
Apartarse de sus amigos, familia y actividades habituales
Acciones violentas, irritabilidad, fugas
Abuso de drogas (incluyendo alcohol)
Abandono importante de su apariencia habitual
Cambios pronunciados en la personalidad
Aburrimiento persistente, dificultades de concentración o deterioro en la calidad del trabajo escolar
Quejas frecuentes de dolores físicos: cefaleas, dolor abdominal, fatiga
Pérdida de interés en actividades que antes daban placer
Aislamiento

Estos indicadores suelen enmascarar una gran tristeza que el joven no logra exteriorizar claramente.

Cuando están presentes varios de estos síntomas, bastará con que surja algún desencadenante para que el adolescente ingrese en el camino de la auto-agresión o destrucción. Los desencadenantes pueden ser: desilusiones profundas, el fracaso o mal desempeño educativo, discusiones con sus padres, divorcio, ruptura de vínculos con sus amigos o con su pareja o cualquier otra pérdida significativa.

¿Cómo rescatar a nuestros adolescentes de estos grupos de la muerte?

Demás está decir que todo adulto que tenga conocimiento del vínculo de un joven con alguno de los grupos virtuales de la muerte en internet, debe efectuar de inmediato la denuncia policial correspondiente.
El adolescente que se involucra en estos “juegos” riesgosos necesita de nuestro consuelo, compañía, comprensión, escucha atenta y ayuda. Es preciso invitar al joven a expresar sus sentimientos y escucharle con atención. Animarle y acompañarle a buscar ayuda si no sabemos cómo orientarle. Puede ser necesaria una consulta médica psiquiátrica (para evaluar riesgos), psicológica (para conocerse mejor y cambiar patrones de pensamiento nocivos) y también ayuda espiritual para una atención integral del individuo.
Es interesante advertir que la ayuda religiosa es reconocida como válida en los protocolos de auxilio a personas en crisis, en diversas partes del mundo. De hecho, las conductas de auto-agresión y suicidas son menos comunes entre los individuos que desarrollaron un vínculo personal con Dios y que gozan de la contención de una comunidad religiosa.
Una reflexión para las familias:
La tasa creciente de suicidios adolescentes así como la vulnerabilidad de ellos a propuestas perversas como la Ballena Azul parecen indicar que las familias en culturas como la nuestra estarían fallando en dar contención y trasmitirles valores trascendentes para la vida.
No es fácil transitar desde la niñez hacia la etapa adulta, en estos tiempos post-modernos en que la secularización, el relativismo moral, el materialismo y la disolución familiar no proveen a las nuevas generaciones de la adecuada contención afectiva, absolutos morales, incentivos para el desarrollo de una espiritualidad sana y relaciones humanas significativas. Por tanto, nuestra generación está en deuda con ellos.

Una reflexión para los jóvenes:
Sin dudas, detrás de los llamados “grupos de la muerte” está el diablo tratando de matar y destruir a chicos y chicas que llevan dentro de sí la imagen de Dios.
Quienes no han hallado en su entorno familiar el acompañamiento y amor incondicional que necesitaban, es inútil que los busquen entre extraños en las redes sociales. Sería peor el remedio que la enfermedad.
A quienes atraviesan la adolescencia con tristeza y desesperanza, Dios tiene para ofrecerles el refugio que necesitan. Él se ofrece como un Padre siempre presente, que puede atender a todas sus necesidades del adolescente. Él es un amigo que escucha, es fiel y no falla, da orientación certera para la vida través de la Biblia, perdona los errores borrando culpas del pasado, asegura amor incondicional (cuando el amor humano ha dejado heridas), nos muestra que la vida tiene sentido y consiste en conocer y amar a Dios y vivir para darle gloria.
A los niños y jóvenes tentados de vivir experiencias nuevas y arriesgadas, Dios les desafía a que prueben la aventura de descubrirlo y conocerlo a Él.

“Vengan y prueben que Dios es bueno. Feliz el individuo que confía en él”. (Salmo 34:8)

Ojalá que los cristianos les salgamos al paso a estos adolescentes en crisis para presentarles a Jesús y su mensaje de amor y salvación.

*Ps. Graciela Gares – Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 hs.

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