La religión
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“Toma ahora tu hijo,… y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto…” v.2
Probablemente este sea uno de los episodios más emotivos en la vida de Abraham. Después de dejarlo todo y de esperar casi 25 años, Dios cumplió dándole un hijo. Algunos años después le pidió que lo ofrende como un holocausto. Junto con dos siervos suyos preparó todo para el sacrificio: leña y fuego. Pero no llevaron lo más importante: el cordero para ofrecerlo a Jehová.
Después de viajar tres días llegaron al lugar, donde dejaron a los dos siervos y Abraham y su hijo caminaron hasta el lugar donde comenzaron a armar el altar. Isaac le preguntó a su padre ¿Dónde está el cordero? La respuesta es una verdadera demostración de fe. “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío.” (Génesis 22:8)
Abraham ató a su hijo y lo colocó sobre la leña. Cuando levantó el cuchillo para sacrificarlo, Dios lo detuvo, y le mostró un carnero que fue sacrificado en lugar de Isaac. No podemos imaginarnos los sentimientos que ambos experimentaron en esos momentos, pero sí podemos alabar al Padre porque dio a su Hijo para salvarnos permitiendo que muera en nuestro lugar.
Personalmente encuentro dos grandes lecciones: (1) Frente al gran amor del Padre y del sacrificio de su Hijo por usted: ¿Está dispuesto a reconocer sus pecados y a creer en él como su Salvador? (2) Si Dios le pide que uno de sus hijos salga al campo misionero donde podría perder la vida: ¿Estaría dispuesto a dejarlo ir?
Rogelio Nonini, Argentina
¿Cómo reaccionaría si Dios probara su fe como lo hizo con Abraham?