Jacques Offenbach
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Lectura: Isaías 64:1-8
“Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro Padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros” v.8
Isaías el profeta, compara a Dios con un alfarero especializado en hacer hermosas vasijas. Nosotros somos el barro. Dios puede hacer una obra de arte de nuestra vida.
Se cuenta de un árbol centenario que después de una fuerte tormenta, cedió y cayó. Luego llegó un leñador y comenzó a cortar su madera, pero como era tan grande necesitó de la ayuda de sus compañeros.
Después de seleccionar la mejor madera, llevó un pedazo de tronco con raíces a su casa. Los días pasaron y aquel tronco soportaba sol y lluvia en las afueras de la casa. Un día pasó un hombre y al verlo preguntó si podían vendérselo. El leñador le contestó: “este tronco no me sirve para nada, se lo regalo”
Aquel caballero, quien era un importante escultor, llevó aquel rústico tronco a su casa y comenzó a tallarlo y a esculpirlo. Después de varios días logró crear una hermosa obra de arte que llegó a venderse por un precio impensable.
El escultor vio más allá de lo que todos podían ver en aquel pedazo de madera. Contempló la hermosa obra en la que se transformaría una vez tallada.
Así es Dios como un gran escultor, también ve en nosotros algo que nadie más puede ni podrá ver. Así que si piensas que no vales nada porque todos te excluyen, no olvides que Dios ha dado todo por ti y para Él tú vales mucho.
Marcelo Ballester, Venezuela
Entrega a Dios tu vida y la transformará en una hermosa obra.