Las campanillas de oro nos recuerdan una verdad sencilla pero profunda: queramos o no, todos estamos transmitiendo un mensaje con nuestra vida. Cada palabra, cada acción y cada actitud suenan como una campanilla que anuncia a los demás quiénes somos y en qué creemos.
La primera campanilla que suena todo creyente es la campanilla concerniente a la Palabra de Dios. Un creyente real sonará una campanilla de la inspiración plenaria de la Biblia: que este Libro que tenemos es la Palabra de Dios.
Ahora bien, este Libro ha estado bajo un ataque severo, y esa campanilla no está clara hoy en el mundo, se lo puedo asegurar.
Alguien dijo del Dr. Julian Huxley que su propósito principal en la vida parecía ser destruir la fe en la Biblia. Él declaró, una y otra vez, que nuestra cultura actual y la manera en que las naciones del Occidente van hoy no será según la Biblia, sino según Nietzsche, quien dijo: “El cristianismo es la mayor de todas las corrupciones concebibles, la única mancha inmoral sobre la humanidad.”
Este hombre también afirmó que el cristianismo está en competencia con otras organizaciones más acogedoras y mejor pensadas; que lo sobrenatural pronto sería descartado, y la Biblia desaparecería.
El comentarista que lo citó declaró:
“Los cristianos tiemblan por el Occidente mientras ven la incredulidad instalada en lugares altos de influencia en su sociedad supuestamente cristiana. Dado el rápido crecimiento de esta influencia por instituciones educativas, ¿quién podría cuestionar el divino juicio de una plaga sobre ambas de sus casas?”
Ese comentarista también señaló:
“La noción de que mucha de la Biblia es un mito ha sido sostenida desde hace tiempo por algunos teólogos protestantes, incluyendo a Paul Tillich de los Estados Unidos y Rudolf Bultmann de Alemania.”
Permítame decir que estos dos hombres están siendo estudiados incluso en algunos de nuestros llamados seminarios evangélicos. En vez de pasar tiempo estudiando la Palabra de Dios, se enfatiza a hombres que la niegan.
Creo que esta es la hora en la cual necesitamos sonar una clara campanilla con respecto a lo que creemos en cuanto a la Biblia. Todo púlpito, toda organización misionera, toda escuela cristiana y toda otra organización cristiana deben declarar sin titubeos exactamente lo que creen sobre la Palabra de Dios.
Necesitamos sonar esa campanilla; necesitamos dejar saber hoy al mundo nuestra posición.
Amado, permítame decir: una visión débil concerniente a la Palabra de Dios no se mantendrá en esta hora en la cual estamos viviendo. Usted o está convencido de que la Biblia es la Palabra de Dios, o tiene dudas. Si tiene dudas, usted no tiene campanilla que sonar.
La confianza en la Palabra de Dios no solo define nuestro fundamento, sino también cómo vivimos y nos presentamos ante el mundo. Así como el testimonio genuino revela lo que creemos, nuestra manera de conducirnos refleja la obra de Dios en nuestro interior.
Por eso, si deseas profundizar en cómo la Biblia utiliza símbolos poderosos —como la vestimenta del sumo sacerdote— para mostrarnos el llamado y la conducta que agradan a Dios, te invitamos a leer el libro “Vestiduras Sagradas”. Descubre cómo la verdadera hermosura del creyente radica en un espíritu manso y humilde, transformado por el Señor.
J. Vernon McGee
