Por: Ps. Graciela Gares
Parte 1:
Parte 2:
La oferta y la demanda de las llamadas bebidas “energizantes” han crecido exponencialmente en el mundo en los últimos 10 años, inducidas por un marketing muy intenso.
Estas bebidas ofrecen incrementar la resistencia física, el estado de alerta y el nivel de concentración, disminuyendo el sueño y el cansancio, estimulando el metabolismo y proporcionando sensación de bienestar.
Sus fabricantes patrocinan eventos deportivos juveniles, equipos de fútbol o carreras de autos, como estrategias para llegar al público joven.
¿Cuál es su composición?
Estas bebidas sin alcohol contienen dosis altas de cafeína, vitaminas, carbohidratos, y otras sustancias como la taurina, que aminoran la sensación de agotamiento y fatiga de quien las consume.
Según la Real Academia española, la cafeína es un alcaloide vegetal del grupo de las xantinas, que se encuentra en el café, té, chocolate y mate, y que actúa como estimulante del sistema nervioso central, cardiotónico y diurético. Su origen puede ser natural o sintético de laboratorio.
Origen
En 1926, en el Reino Unido, el británico William Owen creó una bebida con fines medicinales, que aportaba energía para la recuperación de pacientes enfermos.
Luego salieron en el mercado asiático diversas bebidas con componentes como cafeína, taurina, vitaminas del complejo B, niacina y ginseng, que luego se fueron popularizando, ya no para enfermos sino para la población en general, y en particular para el consumidor joven. Contienen colorantes, conservantes y también glucosa en altas concentraciones, para contribuir a mejorar el rendimiento cognitivo.
¿Cuál es el consumo en Uruguay?
En el último año creció un 40% la venta de estas bebidas, lo cual preocupa a los toxicólogos.
Los “energizantes” son la segunda sustancia más consumida por jóvenes, luego del alcohol. El 80 % de los estudiantes de Educación Media en nuestro país las han probado en alguna ocasión. El consumo es mayor en varones. Un 11 % de los jóvenes las ingieren a diario. La edad media de inicio de consumo son los 13 años, pero se ha detectado su uso en niños, jóvenes universitarios y adultos, varios de ellos, médicos.
Motivaciones
Son elegidas mayoritariamente por su sabor, pero también para mejorar el rendimiento físico, académico, divertirse y aliviar el estrés. Los jóvenes las beben porque sus pares también lo hacen. Acompañan las fiestas juveniles y toques musicales. Sus principales consumidores suelen ser deportistas, estudiantes, empleados nocturnos y público en general, con fines recreativos o para enfrentar una alta exigencia académica o laboral.
¿Qué efecto real causan?
Aunque aumentan temporalmente la energía, constituyen una bomba de sustancias químicas perjudiciales para el organismo, pudiendo provocar entre otros malestares, palpitaciones, dolor de pecho o temblores, insomnio y aumento de la presión arterial.
La cafeína aumenta la liberación de ácido en el estómago, lo que a veces conduce a molestias estomacales, acidez, vómitos y diarrea. Puede interferir con la absorción de calcio en el cuerpo.
Además, aumentan los niveles extracelulares de los neurotransmisores noradrenalina y dopamina en la corteza prefrontal del cerebro, lo que explica buena parte de sus efectos favorables temporales sobre la concentración y la disminución del cansancio.
Es normal el decaimiento una vez que acaba su efecto en el organismo.
El uso continuado suele generar adicción o dependencia, además de síndrome de abstinencia con irritabilidad, cuando se suspende.
Ingerida junto a alcohol, el cuadro de salud puede complicarse.
Se han producido múltiples consultas de emergencia médica por intoxicación en niños
y jóvenes con estas bebidas, debido al alto contenido de cafeína y azúcar.
El impacto a nivel orgánico en menores de edad es mayor debido a la inmadurez biológica, pudiendo causar convulsiones, diabetes, alteración cardiovascular, trastornos del estado de ánimo y del comportamiento.
Algunos reclaman prohibir su venta a menores de 18 años en Uruguay, pero ello no ha prosperado.
¿Cómo se energiza naturalmente nuestro organismo?
“La energía no viene en lata”.
Nos preguntamos: ¿son necesarias estas bebidas estimulantes para el organismo humano? La respuesta es No.
Con alimentación básica natural, orgánica, buen descanso, exposición al sol, estrés bajo y vida activa (no sedentaria) nuestro cuerpo se carga de energía naturalmente.
El cuerpo humano es una máquina perfecta que se auto-regula asombrosamente cuando se lo atiende adecuadamente.
¿Por qué el auge de bebidas estimulantes?
Tratándose de sustancias legales, su uso está bien visto, aunque operan en el organismo humano de modo similar a una droga.
Además de tener una presentación atrayente, con colores chillones que capturan la atención, ofrecen una solución inmediata y mágica para obtener bienestar y energía para encarar el día y sus demandas.
Una lata de bebida estimulante equivale a 4 o 5 tazas de café, además de concentrar el tope máximo de azúcar que se recomienda ingerir a diario.
A propósito, según la Sociedad Americana de Pediatría, un adolescente no debería ingerir más de 1 taza diaria de café.
Tal como se expresara recientemente en la conferencia de prensa conjunta convocada por la Junta Nacional de Drogas y la Universidad de la República de Uruguay, el consumo de estas bebidas se asocia a la cultura del máximo rendimiento.
El abordaje de este tema trae a la memoria el libro del filósofo surcoreano Byung Chul Han, titulado “La sociedad del cansancio”, donde se afirma que en la sociedad contemporánea, llevamos al cuerpo al límite para alcanzar metas, y caemos en el agotamiento extremo.
Todo el mundo vive apurado y estresado, procurando estar a la altura de las autoexigencias y productividad impuestas.
La situación es aprovechada de modo oportunista por la industria fabricante de estas sustancias falsamente llamadas energizantes, para aumentar ventas.
Ante ello, caben varias reflexiones.
¿Qué estilo de vida estamos teniendo? ¿Y en qué estilo de vida estamos involucrando a los niños y adolescentes?
¿Por qué la población joven requiere fuentes de energía adicionales para enfrentar la jornada?
¿Respetamos el necesario descanso nocturno de entre 6 y 8 horas diarias?
¿Tenemos en cuenta el reposo semanal prescripto por el Creador?
“Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios.” (Éxodo 20: 8)
Jesús durante su estadía en esta tierra, tomaba recaudos para que sus discípulos descansaran y repusieran fuerzas de modo natural.
“Jesús les dijo: —Vengan, vamos nosotros solos a descansar un poco en un lugar tranquilo. Porque iba y venía tanta gente, que ellos ni siquiera tenían tiempo para comer.” (Marcos 6: 31)
El cansancio y la falta de energía corporal pueden provenir del ajetreo de la vida diaria, de auto-exigencias excesivas, de una cultura consumista, de una vida desordenada, de la adicción a los medios electrónicos o de circunstancias temporales de vida.
También, el agotamiento emocional y la falta de paz espiritual pueden derivar en falta de energía física para encarar la vida cotidiana. En tal caso, Jesucristo dejó esta exhortación:
“Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso.” (Mateo 11: 28)
Y el profeta en la antigüedad afirmaba:
“Dios da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:29-31).
Ps. Graciela Gares: Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 h

