Si has viajado en el «Autobús Bíblico» más de una vez, sabes que, antes de comenzar en Génesis, el Dr. McGee nos prepara para el viaje repasando algunas pautas sobre cómo entender la Biblia. En diez mensajes, aborda temas como: ¿Cómo fue escrita (inspiración)? ¿Cómo sabemos que la Biblia es verdadera (inerrancia)? ¿Cómo podemos entenderla (interpretación)? Y más. Todos estos temas están recopilados en un folleto gratuito titulado: «Cómo entender la Biblia: Pautas que te conducen a la verdad de Dios». Aquí tienes un pequeño extracto de esta importante serie: ¿Cómo nos enseña el Espíritu de Dios (iluminación)?
Solo el Espíritu de Dios puede enseñarnos la Biblia. Por nuestra cuenta, podemos obtener datos bíblicos, pero el Espíritu de Dios debe abrir nuestras mentes y corazones para que podamos entender la verdad espiritual que hay en ella.
«Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.» – 1 Corintios 2:10
El Espíritu Santo debe ser nuestro Maestro. Solo Dios puede abrir Su Palabra para que realmente la comprendamos.
El día que Jesús resucitó de entre los muertos, se unió a un par de hombres que caminaban por el camino a Emaús. Al unirse a su conversación, les preguntó de qué hablaban. Ellos pensaron que estaba loco, que era el único en Jerusalén que no había oído cómo crucificaron a Jesús de Nazaret. Luego le contaron lo que las mujeres habían informado, aunque ellos mismos no lo habían visto. Sus esperanzas se habían desvanecido.
Ahora escucha al Señor Jesús. Él les dijo:
«¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas y que entrara en su gloria?» Y comenzando desde Moisés y todos los Profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de Él decían. – Lucas 24:26, 27
Amigo, ¿no te habría encantado estar allí ese día y escuchar cómo Él retrocedía al Antiguo Testamento y destacaba las Escrituras que hablaban de Él? Y después de que finalmente se dio a conocer a ellos mientras cenaban, hicieron este comentario:
«¿No ardía nuestro corazón en nosotros mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las Escrituras?» – Lucas 24:32
Verás, estamos estudiando un libro que es diferente de cualquier otro libro. No es solo que yo crea en la inspiración de la Biblia; creo que es un libro cerrado para ti a menos que el Espíritu de Dios abra tu corazón y lo haga real. Cuando Jesús regresó a Jerusalén en ese momento, continuó enseñando a los discípulos:
«Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros, que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.» Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras. – Lucas 24:44, 45
Y, amigo, si Él no abre tu entendimiento, simplemente no lo vas a comprender, eso es todo. Por eso debemos acercarnos a este libro con gran humildad de mente, sin importar cuán alto sea nuestro coeficiente intelectual o el nivel de nuestra educación. (Lee 1 Corintios 2:13, 14). Solo el Espíritu de Dios puede abrir tu mente y corazón para ver y aceptar a Cristo y confiar en Él como tu Salvador. ¡Qué maravilloso!
Siempre he sentido, al subir al púlpito, lo indefenso que soy porque, créeme, Vernon McGee no puede convertir a nadie. Pero no solo me siento débil, también me siento poderoso, no poderoso en mí mismo, sino en el conocimiento de que el Espíritu de Dios puede tomar mis palabras muertas y hacerlas reales y vivas.
Cuando estudias seriamente la Palabra de Dios, ves Su mapa en tu vida y en los patrones de la historia. ¿No te gustaría entender la Biblia de esa manera? Descarga «Cómo entender la Biblia», una hermosa versión digital de las valiosas y queridas «Pautas para entender las Escrituras» del Dr. McGee.
Mi turno
¿Sabías que el Salmo 119 menciona la Palabra de Dios (de diversas maneras) en cada uno de sus 176 versículos? Mientras le pides a Dios que haga viva Su Palabra en ti, lee este Salmo de una sola vez. Quizás podrías marcar cada referencia a la Palabra de Dios en cada versículo (Tus preceptos, Tus testimonios, Tu ley, Tu verdad, etc.).
Alaba a Dios por las veces en que estas verdades se han cumplido en tu vida:
- Cuando leo la Palabra de Dios, Dios me da gozo. (v. 14)
- Cuando obedezco la Palabra de Dios, Dios me libra de la vergüenza. (v. 32)
- Cuando memorizo la Palabra de Dios, Dios me protege del mal. (v. 105)
- Cuando me deleito en la Palabra de Dios, Dios me da victoria. (v. 92)
- Cuando medito en la Palabra de Dios, Dios me da éxito. (v. 97)
- Cuando permanezco en la Palabra de Dios, Dios me da confianza. (v. 1)
Descarga la Guía:
Dr. J. Vernon McGee
