¿Cómo cerrarle el paso a las drogas en nuestro hogar? – Parte 2

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Por: Ps. Graciela Gares

Aunque hoy la lucha contra el avance de las drogas es tarea de todo estado post-moderno, seguimos apostando al potencial que reside en las familias sanas para proteger a sus integrantes de caer en adicciones.

Antes habíamos señalado como principales herramientas protectoras a la buena comunicación entre los miembros de la familia, a la expresión explícita del cariño, buena canalización de las emociones negativas y la promoción de la autonomía e independencia de los hijos a medida que van creciendo.

También es imprescindible tener en cuenta algunos aspectos más:

El buen ejercicio de roles y autoridad

La familia puede ser considerada un “sistema” donde cada integrante tiene su lugar y su rol (lo que se espera de él).

En el “sub- sistema parental” están los adultos que dieron origen al núcleo familiar. Ellos son cabeza del hogar, deben ejercer la autoridad –impregnada de afecto-, y velar por el bienestar y desarrollo de sus hijos. Les corresponde por tanto, la conducción del hogar.

En el “sub-sistema filial” se hallan los hijos y se espera de ellos que se desarrollen, se eduquen, adquieran habilidades para la vida y acaten las normas establecidas por sus padres.

Si la pareja parental se separa, sus responsabilidades para con los hijos son irrenunciables, lo que demanda que deban llegar a acuerdos para ejercerlas, sin “boicotear” las normas que aplique el otro progenitor.

En los hogares monoparentales, le corresponderá al jefe/a del hogar aportar además de la contención afectiva y cuidados, la aplicación de normas y límites en la vida de los niños y jóvenes. Dado que ello no es fácil, vale buscar apoyo en el psicólogo/a de la institución de enseñanza donde ellos se educan, por ejemplo.

Poner límites y disciplinar es estresante y momentáneamente parece distanciarnos afectivamente del niño o del joven, pero es una forma de amar responsablemente pues contribuye a formar en ellos una personalidad sana.

Los niños criados con pocos límites no sabrán tolerar las frustraciones y tendrán dificultad para decir “No” ante la oferta de drogas.

Padres ni sobre-involucrados, ni ausentes

Nos sobre-involucramos cuando invadimos la vida de nuestros hijos e intentamos resolverles problemas que ellos podrían encarar y resolver por sí mismos.

Estamos ausentes cuando acompañamos muy a la distancia el proceso de crecimiento de los hijos, no llegando a conocer sus inquietudes, sus amistades, los sitios que frecuenta o cuando no les aconsejamos a tiempo.

Ello puede causar que los hijos prefieran no comentarnos los problemas que les aflijan y decidan compartirlos con amigos o con terceras personas.

La trasmisión de valores y sentido de vida

Cada generación debe trasmitir a sus hijos un conjunto de valores para vivir.

Prevenir las adicciones demanda el cultivo de valores como la espiritualidad, la solidaridad, la importancia del esfuerzo, el trabajo, la vida humana y la salud, la honestidad, la amistad, etc.

A su vez, es necesario desarrollar –en niños y adultos- un “sentido de vida” personal, que implique  valores trascendentes (no sólo el afán por obtener lo material) y que esté orientado hacia los demás (no vivir para nosotros mismos).

La experiencia clínica nos dice que si un número significativo de los factores de protección mencionados estuvieran presentes en nuestras familias, nuestros niños, jóvenes y aún adultos no necesitarán apelar a la “muletilla” de las drogas para enfrentar la vida.

“… porque todo hombre es esclavo de aquello que lo ha dominado”  2ª Pedro 2:19

“Cristo nos dio libertad para que seamos libres.” Gálatas 5:1 (La Biblia)

* Ps. Graciela Gares – Participa en la programación de RTM Uruguay que se emite por el 610 AM – Columna: “Tendencias” – Lunes 21:00 hs.

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